viernes, 31 de diciembre de 2021

ESPAÑA, LA NOVELA: HA SALIDO MÁS O MENOS COMO LA DE VERDAD...

Decía Borges que si un libro se nos atraganta, lo dejemos y cojamos otro, que ese no está escrito para nosotros. 

Pues bien, me temo que los autores de este mamotreto de 600 páginas han pasado a codearse con el mismísimo Gabo y sus Cien Años de Soledad.
   

No soy lector de novela histórica pero verdaderamente me interesó la propuesta de realizar una novela donde diferentes autores escriben una historia continuada -la de la Familia Conejo, a ver si pillan la referencia del nombre- a lo largo de nuestra historia, que ni se se nos enseñó bien ni hemos aprendido a apreciar. 

Y sabiendo lo rica que es, tenía altas expectativas sobre el libro, unas que se cayeron por los suelos cuando me topé -entre otros aspectos literarios mejorables- con que un miembro de esa familia afirmaba en tiempo de Carlos V recordar todos las hazañas de su antigua casa desde EL PALEOLÍTICO (!!!) 
   

El señor editor, que presume en las guardas de una veintena de premios, debería prestar más atención al uso de semejantes ANACRONISMOS en una novela que pretende reflejar la realidad histórica del momento. 

Y le aconsejo también no mezclar su profesión con su afición: los breves y básicos comentarios históricos que hace tras cada relato -empeñados en sentar cátedra machaconamente sobre las visiones divergentes de los historiadores catalanes y españoles, ¡ahí es nada!- acabarán sacando al lector más entregado de la narración. 

Si necesitas añadir notas históricas a un relato eso solo significa que el narrador no ha hecho bien su trabajo.
    

Hay varios autores y no dudo que unos están más acertados que otros. 

La mayoría parece creer que escribir ficción histórica es añadir un par de personajes a unas actas o un ensayo sobre tal o cual aspecto que ellos acaban de leer. 

Desde luego, fallan en capturar la atención de este lector, no digo que no lo consigan con millones de otros. 

Destacar el relato de Espinosa, que al menos se molesta en aprovechar para meter a cierto personaje histórico no extraño a la escritura. 

Uno que sin duda los hubiese hecho naufragar en su Viaje del Parnaso. Y es que la mala baba si que forma parte de nuestro ADN literario.

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