jueves, 16 de diciembre de 2021

THE KING'S MAN, LA PRIMERA MISIÓN: EL PULP TIENE UN NUEVO HÉROE

Estreno atrasado por la pandemia en varias ocasiones, por fin hemos podido disfrutar de la nueva genialida de Matthew Vaughn, que ha sabido convertir aquel cómic de Mark Millar en una más que exitosa franquicia que haría sentir orgullosos a los mismísimos John Steed y Emma Peel.
   

Fue Ralph Fiennes quien encarnó por última vez a Steed en la fallida última versión cinematográfica de la legendaria serie de TV, pero con su protagonismo en esta película como el noble pacifista Orlando Oxford les ha seguro que se ha sacado la espinita con creces.


La historia es un "Año Uno" que traslada la acción a la Primera Guerra Mundial mostrando los orígenes de la elegante agencia de espías con base en una sastrería. 

No falta el humor gamberro y la acción desaforada aunque en esta ocasión la historia gana enteros al incorporar un delicioso tono de las mejores aventuras Pulp, sin que por supuesto, a la base de todo, esté el verniano trotamundos Phileas Fogg.
       

Harris Dickinson, deliciosamente atractivo, se consagra también como el hijo del noble, atrapado entre el deber para con la nación en tiempos de guerra y su obediencia y su educación pacifista. 

Protagoniza algunas de las más hilarantes y conmovedoras escenas. que nos arrancaron algunas lágrimas. ¡Esos son paseos por La Tierra de Nadie, y no los de Wonder Woman!
        

Hasta Djimon Hounsu está al fin brillante en el papel de Valet Africano, uno que ya hubiese querido Allan Quatermain para el.

Gemma Arterton completa un cuarteto que, en el fondo, no es más que la versión años 20 de los Fantastic Four, quizás por eso funciona tan bien.
 

Todos sabemos que fue el príncipe Yusupov quien acabó envenenando y llenando de plomo a Rasputin para luego sumergirlo en las heladas aguas del Elva. 

¡Pero creanme si digo que la versión de esos eventos en esta cinta es la más sorprendente y desternillante posible, con la necesaria colaboración de ciertos parientes ingleses!
       

Y es que, más allá de Rasputin, una oscura conspiración de ilustres e internacionales miembros amenaza las monarquías europeas y busca convertir la Primera Guerra Mundial en un avispero aún mayor. Daniel Brulh, un tanto encasillado en papeles de alemán malvado, también forma parte de ellos, junto a Mata Hari. 

Quizás hay algunos puntos del guión que podrían estar mejor -la resolución desmerece del resto de la trama- pero todo queda perdonado por la tremenda diversión -y pathos- que nos lleva hasta allí. 

El mejor elogio que le puedo hacer a la película y su director es que, si verdaderamente hay que hacer más películas de INDIANA JONES, nos traería mucha cuenta que las haga Vaughn.

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