Su estudio de los desconocidos elementos radiactivos le costaron la vida, y probablemente la de su esposo, y aquí se nos muestra a una mujer de carácter que, a pesar de trabajar de manera muy humilde junto a su esposo, quedó relegada en momentos clave como la entrega del premio Nobel original.
Quizás sea menos conocido que su affaire con otro científico (casado) una vez se quedó viuda le hizo sufrir toda suerte de censura y xenofobia en una sociedad francesa que desaprobaba las relaciones extramatrimoniales, llegando incluso a la xenofobia por sus orígenes polacos.
Gracias a su obsesión por la investigación, muchas vidas se han salvado, comenzando por el uso médico de los Rayos-X que ella misma se encargó de aplicar para diagnosticar a los miles de heridos en la Primera Guerra Mundial.
Pero no todos los usos de sus descubrimientos fueron igual de beneficiosos, pues la Bomba Atómica también se basa en su trabajo.
La moraleja quizás es que menos homenajes póstumos y más financiación para los investigadores, así que el tema no puede estar de mayor actualidad.
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