jueves, 28 de abril de 2022

GUSTAVE FLAUBERT, POR ÉMILE ZOLA

Lo decíamos presentando algún otro de estos ensayos donde unos autores hablan de otros: Una conditio sine qua non para que exista el AUTOR es que tenga un crítico que sepa ensalazarlo de manera adecuada. 

Al menos, para que alcance la posteridad: En la actualidad, con unos cuantos posts en redes sociales promocionados, ya conseguimos un superventas. 

En el caso de la Literatura, se necesita también un editor que confíe en el creador y, si no es pedir mucho, lo oriente y corrija como implica la acepción inglesa de ese término.
   

En este caso es Émile Zola el encargado de glosar las virtudes de Flaubert, y lo hace tanto en lo personal como en lo literario. 

Nos pinta a un autor que vive para la Literatura y poco más, ni aficiones tiene. Recluido, documentándose de manera sistemática, viajando y visitando los lugares en los que sitúa sus novelas y que cuando descansa entre las titánicas tareas de estas lo hace escribiendo cuentos.
   

Obseso por el detalle en la recreación de los ambientes históricos de sus novelas realistas (Madame Bovary, que revoluciona la novela francesa o La Educación Sentimental, que narra eventos de la reciente historia francesa), Flaubert es luego capaz de volcar esas ideas en la palabra perfecta, encapsulando momentos, lugares y realzando pasiones con el verdadero genio de un literato.
    

Con Salambó recrea el perdido mundo de Cartago, supongo que siendo una tremenda influencia para la posterior novela histórica y en los posteriores decadentistas, que sin duda leyeron y celebraron su Herodías donde, consciente o no, recrea los viejos mitos griegos y cristianos para la audiencia actual.

La Tentación de San Antonio explora el espíritu humano y las vías por las que este se deforma y devalúa, pues aún el más realista de los escritores resultará vulgar si en su obra no se tratan, de manera más o menos explicita, las grandes pasiones y aspiraciones del espíritu humano.  Todo con ese encanto oriental cuyas localizaciones se molestó en visitar. 

Nosotros esperamos que algún día se de por hecho que inventar historias, aún más cuando recreen un pasado no vivido, pero también cuando se vistan del más adusto "Realismo" es un puro ejercicio de Novela Fantástica. Y como diría Alan Moore: "¿No lo son todas...?"

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