lunes, 7 de marzo de 2022

PROMETEO, POR CARLOS GARCÍA GUAL: "VERUS CHRISTUS"

Imitando al rebelde Titán, el Profesor Carlos García Gual desciende de nuevo de su Olimpo académico para otorgarnos el Fuego del Conocimiento en esta nueva edición de uno de sus libros más exitosos.

En EL MITO DEL DIOS REBELDE Y FILÁNTROPO analiza todas las versiones de este mito con la claridad y precisión como solo Hermes, patrón del lenguaje, puede inspirar.

Desgrana todas y cada uno de las versiones tanto las griegas (Hesiodo, Esquilo, Platón (por boca de Protágoras) como románticas (Shelley, Byron, Goethe) y posteriores, mostrando como la figura mítica va cambiando de significado con las épocas y autores aunque sin escapar al significado original: el de la Humanidad doliente que se lamenta ante la APARENTE crueldad de su destino. 

Puesto que el libro no puede ser más completo, minucioso y claro hasta donde alcanza, con una osadía no menor a la del Titán ante Zeus, pasamos a comentar los motivos que nos han resultado más esclarecedores, robándole al profesor una llamita con la que calentamos nuestros corazones "en un mundo que se enfría".

Prometeo, "trickster" primordial "engaña" a Zeus haciendo que escoja la piel y huesos de los animales sacrificados, guardando la carne para los hombres que realizan los sacrificios. 

Como "castigo", Zeus ordena la creación de Pandora, cuya curiosidad desatará todos los males del Mundo, conservando tan solo en su tinaja la Esperanza.

Hesiodo nos advierte que Zeus "sabe de planes eternos", fragmento que inspira el siguiente de Tolkien en El Silmarillion cuando el creador, Ilúvatar, reprende a su rebelde primordial por haber intentado trastocar con su disonancia los planes de la Música de la Creación:  

Y tú, Melkor, verás que ningún tema puede tocarse que no tenga en mi su fuente más profunda, y que nadie puede alterar la música a mi pesar. Porque aquel que lo intente probará que es sólo mi instrumento para la creación de cosas más maravillosas todavía, que él no ha imaginado.

Ese motivo, el que del castigo de Zeus vendrá la Redención -del Titán y de su creación, la Humanidad- es el mensaje último del Prometeo Encadenado de Esquilo. 

Cuenta el profesor que Tertuliano, avispado él, dándose ya cuenta de las semejanzas de esta figura mítica con la que obviamente inspiró, llamo a Cristo "Verus Prometheus"

Los que lean la tragedia podrán comprobar la semejanza entre la escena del encademamiento de Prometeo -herido también en el costado, rodeado de figuras que lamentan su destino o se burlan de el- y la de la Crucifixión. 

La manera en que el herrero Hefesto encadena al Titán a la Montaña, lamentando su destino, exiliándolo de los dominios celestes, estirpando su divinidad primigenia, nos revela que este es símbolo del alma caída al plano material, prisionera de el, hasta la muerte. 

También el Dios Herrero de Tolkien, Aulë, lamentará igualmente tener que seguir los designios del Valar mayor y destruir su creación, los Enanos, que por providencia de Ilúvatar cobran vida y huyen espantados de su martillazo, emulando al Prometeo alfarero creador de la Humanidad.

Tolkien usará el motivo del héroe encadenado a la Montaña con Húrin: Cautivo del malvado Morgoth, para castigarlo por la derrota que le ha inflingido, el tirano lo sitúa inmóvil -incapaz de intervenir- para que contemple como la maldición sobre su progenie torna en fracaso y tragedia todos y cada uno de los gloriosos pasos de su hijo, Turin Turambar -Amo del Destino, por el Destino Dominado- que acaba suicidándose tras cometer incesto. 

Hay que destacar que la historia en realidad termina revirtiéndose: con Morgoth encadenado, y -en posteriores escritos- será Turin, purificado por los Valar, quien tenga el honor de matar a Melkor con su espada en la Batalla del Fin del Mundo, así como Sigfrido da al traste con la lanza de Wotan y los codiciosos planes de este.

 El coro de las Oceánides se transformará en el mito cristiano en las Tres Marías, que por cierto, convertidas en Valquirias, huyen igualmente en las óperas wagnerianas ante la presencia de su iracundo padre Wotan, Océano en la obra original. 

Wotan no encadena a Bruhilda, aunque igualmente la duerme con un beso, la despoja de su inmortalidad y la rodea en una montaña de un muro de llamas, de donde la rescatará Sigfrido, haciendo las veces de Hércules. 

El Titán es visitado por dos cruciales figuras más. Una es Io, amante de Zeus, que transformada en vaca para escapar de la ira de Hera vaga por el mundo (figura de nuestra existencia caída entre los Neoplatónicos). 

Sus peripecias recuerdan sin duda las de Psique según las cuenta Apuleyo, y su transformación en vaca y retorno a la forma humana la del propio protagonista del Asno de Oro.

Puesto que apunta el profesor que hay quien duda de la autoría de la tragedia de Esquilo, nos atrevemos a señalar que quizás si exista algo de reescritura helénica por parte de los escribas alejandrinos que nos la transmitieron. 

Al fin y al cabo, la figura de mujer vaca y su errar por el mundo proviene de los mitos de la egipcia Isis (que, momificado Osiris, alberga en su seno el germen de la derrota de Seth: Horus, dios vengador).

El punto crucial de la historia es que Prometeo le revela a Io lo que se niega a decir a Zeus: que de su estirpe nacerá el Redentor que lo liberará y acabará con el tiránico reinado del Dios: Hércules, matando de un flechazo al águila que se alimenta del hígado del Titán. 

La herida de Prometeo es la llaga de Cristo, que será atravesado por la lanza como Orfeo por los tirsos de las Bacantes, mientras que los clavos de sus pies son una referencia a la exposición de Edipo (unos "pies anchos" que, por cierto, son el origen de los de los Hobbits tolkienianos, órficos héroes, igualmente "traspasados").

La última visita del Titán es Hermes. La presencia del Dios de los Ladrones -pues hurta a Io del vigilante Argos- explica la existencia posterior de Dimas y Gestas: "Crucificado entre LADRONES". San Dimas proviene de rancia estirpe.

Prometeo Encadenado es pues, Teología y Teodicea: Del Mal en el mundo, como revela Ilúvatar, surgirá un Bien aún mayor. 

La liberación del Titán caído forma parte también de los mitos cristianos, aunque la suelen obviar al conjunto de creyentes para que no reconozcan que, por brillantes, oportunos e inspirados, no dejan de ser una copia: Y bajó a los Infiernos...

Bajó, ya lo hemos dichos en muchas ocasiones, a liberar a Adam y Eva de su castigo, lo cual justifica ya la existencia del Cristianismo, pues el mito judío hablaba de Caída pero no -al menos hasta los anuncios mesiánicos- de Redención. 

No explícitamente: otro personaje que no realizó el sacrificio correcto, Caín, a pesar de ser expulsado " a la Tierra de Nod", está igualmente protegido por su Marca. Aún los asesinos encuentran en Dios su refugio.

Para vengarse de Prometeo, Zeus crea a Pandora como castigo al género humano. 

Lo que solo el Titán sabe, quizás por haber portado el fuego del conocimiento y la creación, es que "en el pecado llevará la penitencia": Por el poder de Eros, Zeus caerá en los brazos y lechos de docenas de descencientes de la mujer primordial, generando incontables héroes, entre ellos el que libera al Titán.

 ¡Quizás no la debería haber adornado tanto! 

La Esperanza que guarda en su caja -figura de su vientre- es el propio Hércules. 

Los lamentos de Prometeo ante Zeus tienen ecos en nuestra cultura popular actual en los de Silver Surfer, prisionero en la Tierra como castigo del implacable Galactus, incapaz de retornar a los Caminos Estelares que son el lugar natural del héroe cósmico. 


Una última nota: Creemos, en contra de la interpretación tradicional, que el subtítulo de la obra de Mary Shelley, EL MODERNO PROMETEO, no se refiere en realidad al Doctor Frankenstein, que usa el fuego para dar vida, sino a la Criatura. 

Es esta la que -encadenada en su origen a la famosa mesa de operaciones- luego se lamenta a su creador de que, "pudiendo haber creado un ángel, ha creado un MONSTRUO". 

De ahí que lea y cite a Milton: es el otro rebelde, Lucifer -el que lleva la Luz, no hay que decir más- quien le reclama a Dios la mala factura suya y con el, del género humano. 

Frankenstein usó partes de muertos para su Criatura, Prometeo se dice que humedeció el barro con el que moldeo a los humanos con lágrimas: La sangre de los Titanes que mataron a Dioniso corre por nosotros.  

Cansados de errar, peregrinando por el Polo Norte, añoramos ya la pira que nos purifique, sabedores gracias a este libro que Zeus la apagará con sus rayos a tiempo.

 

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