Los niños de los 70 y 80 no solo tuvimos mucha suerte con los cómics que se hacían entonces, sino que aquella televisión ante la que merendábamos pan y chocolate aún cumplía la función de INFORMAR, EDUCAR Y ENTRETENER.
Y fascinar.
Aunque ya presente desde la generación anterior, la Generación X fuimos los primeros en crecer con la Televisión en casa. Un salto cualitativo que inició la globalización: Vivíamos en España pero conocimos y crecimos con niños americanos, y por tanto, somo ya catódicamente ciudadanos del mundo.
Comparativamente, el salto de los nativos digitales esta siendo ya mucho más peligroso, pernicioso, planeado, adictivo y solo parece haber exacerbados los aspectos manipulativos que, por supuesto, se estrenaron antes en el medio televisivo, y ahora lo dominan POR COMPLETO.
Pero dejemos las cuitas que nos ocupan ahora y regresemos con el libro al lugar de nuestra infancia, y aún más allá.
Ahora es muy sencillo ver y recuperar gracias a internet imágenes o programas antiguos. Yo mismo aproveché las primeras semanas de confinamiento para recuperar la mítica primera temporada de Star Trek (La Conquista del Espacio).
Pero siempre me molestaba ignorar aquellos programas que se habían emitido en los años 60 o antes de que mi memoria comenzase a funcionar, en torno a la muerte de Franco.
Así que el libro nos ha permitido recuperar a los míticos Chiripitifláuticos, a la Perrita Marilyn, incluso a aquellas series o dibujos de Europa del Este que tan poco nos agradaban comparado con los americanos.
El libro no solo los recorre desde el nacimiento de las emisiones en nuestro país, sino que además incluye relevante información sobre sus creadores y artistas.
Como decía un meme brillante los Payasos de la Tele, Félix Rodriguez de la Fuente o hasta la Bruja Avería fueron nuestros "INFLUENCERS" y por eso crecimos como crecimos.
El libro concluye ya en los años noventa con la llegada de Leticia Savater, como preludio al actual estado de la TV. Por supuesto, ahora los niños tienen canales propios, aunque nos permitimos dudar de que tengan para ellos el papel definitorio que tuvieron estos para nosotros.
Mi parte favorita del libro ha sido comprender por fin por qué mi madre, cuando me veía empeñado en alguna tarea o comportamiento, me decía: "Tu sigue, como Periquito Tacatún", frase que popularizó el personaje de Joe Rígoli.
Documentado, entretenido y profusamente ilustrado, es una parte de nuestra vida que por desgracia ya añoramos.
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