lunes, 26 de febrero de 2018

FRANK, POR XIMO ABADÍA

Ahora que Franco vuelve a estar misteriosamente en las noticias a diario, aparece esta oportuna obra que ofrece un magistral resumen de su biografía (en tono de humor) y de la dictadura (ya sin tanto chiste).


Conste que yo, niño de la Transición, soy de los que creen que no sacamos mucho trayendo al presente todos los días la Guerra Civil y la Dictadura, por más que sus ecos y divisiones sigan marcando nuestra actualidad política.


Puestos a buscar momentos sórdidos de la historia de España, no deben faltar otros periodos en los que recrearse y sobre los que los chicos de nuestra generación, por el hecho de serlo, recibimos paupérrima información. Yo que se, las Guerras Carlistas o lo del General Prim.

Personalmente voto por mirar al futuro y reinventar lo que obviamente no ha funcionado.


Pero hay que rendirse al genio de Abadía, su concisión y minimalismo y lo certermante que ridiculiza la figura del dictador.

Todo un ejercicio de diseño que merece la pena publicarse cualesquiera sea el tema.


Y si uno tiene en cuenta como rebrotan los movimientos de ultraderecha en toda Europa, pues igual hay que ir pensando en una versión extendida y comentada.

Lo que no entiendo es el cambio de título. A mi me había despistado.

7 comentarios:

Krueger dijo...

El único país del mundo en el que el fascismo triunfó y se quedó cincuenta años: en algo teníamos que ser los mejores.

"no deben faltar otros periodos en los que recrearse"
Trajano, constructor de edificios públicos y uno de los mejores comandantes militares de la historia de Roma.
Su sobrino segundo Adriano, buen funcionario y mecenas de las artes. Agrandó el Imperio hasta su máxima extensión.
La España árabe, tan ignorada por nuestra ficción. Ya podrían ambientar ahí un Assassin's creed.
Combates de Cagayán, cuarenta soldados de los Tercios contra mil piratas japoneses.
La vida de Blas de Lezo, que defendió Cartagena de Indias de la segunda mayor flota de la historia.
Enriqueta Martí, la Vampira del Rabal.
Enrique de Trastámara contra Pedro el Cruel, un Juego de tronos real.
Los exiliados republicanos españoles que formaban la Novena Compañía de la Segunda División Blindada del ejército de la Francia Libre, también llamada "La Nueve", y que fueron los primeros aliados en penetrar en París durante su liberación. Unos matanazis de cuidado. Al contrario que nosotros, los franceses sí les rindieron homenaje.

Anónimo dijo...

Perdón, quería decir cuarenta años.

Juan Constantin dijo...

Saludos:

Igual lo ha hecho para sortear la Ley Mordaza. Ya se sabe que se aplica sólo si haces chistes sobre golpistas fascistoides y similares, así que se habrán curado en salud...

Eso de explorar pasajes desconocidos de nuestra historia -malos y buenos- es lo que hacía El Ministerio del Tiempo (estupenda, aunque siempre mejorable) hasta que se lo cargaron en TVE. Se me ocurren varios:

- En el reinado del Felipe III, creo, hubo una embajada que llegó desde Japón a España para lograr una alianza entre ambos imperios. No lo logró, pero dejó a varios de sus componentes en Coria del Río que tuvieron descendencia hasta nuestros días.

- Los jesuitas españoles y portugueses que exploraron media África antes de los famosos y oportunistas exploradores británicos...

- Los amolgávares aragoneses que casi arrasaron Grecia y Asia Menor, auténticos comandos de la época.

- La auténtica Reconquista -ríete tú de Juego de Tronos-...

- La Resistencia francesa trufada de republicanos españoles -aunque curiosamente en las películas nos suelan aparecer- que sabían lo que se les podría venir encima con los Nazis a un lado y Franquito al otro.

- La División Azul. Vaaale... eran fachitas, pero en el frente ruso repartió estopa a diestro y siniestro


Juan Constantin

Thadeus dijo...

No solo tuvimos una dictadura muy fan de controlar la información (censura, eliminación de datos, tergiversación...) sino que además los encargados de todo esto siguieron en sus puestos en la Academia de la Historia (y aun siguen algunos, fabricando material en la misma linea del franquismo). Poco a poco se van analizando esto dogmas por gente de nuevas generaciones y salen cosas como la masacre de Badajoz, negada por el franquismo y los nostálgicos actuales a pesar de que fue reflejada en la prensa extranjera y que dá para una película de Passolini. Primero habría que "higienizar" la historia, quitar del medio toda esa construcción nacional de Alcazar y pandereta y con una mirada limpia empezar a retratar partes de la historia de forma histórica. Si es que como cuenta Gregorio Morán hasta la transición esta trufada de historias no contadas. En todo caso la historia española me parece un tema que primero debe pasar por la educación y la difusión seria, para que luego el cómic, la novela, etc. puedan permitirse hacer sus historias basadas en una percepción lo menos viciada posible...

Juan Constantin dijo...

Saludos:

Ahí no llego a coincidir contigo, D.F. Marín, me refiero a lo de que primero habría de pasar por la educación y la difusión seria, en lo demás básicamente sí, con matices.
Los libros, películas, tebeos, colecciones de muñequitos, dioramas, etc no tienen necesariamente que ser considerados como poco serios. Eso dependería en todo caso de la intención del autor y de la factura y el enfoque que se quiera dar. Recuerdo en mi infancia una edición del Quijote para niños, con dibujos -nada infantiles-, en castellano moderno y aligerada -pocos niños se leerían hoy dos tomos de 600 páginas en castellano antiguo con innumerables notas a pie de página- o la colección de Joyas Literarias Juveniles de Bruguera que me descubrieron a grandes autores... fueron la semilla de mi interés literario que luego no ha hecho más que aumentar.
De todas formas, aunque tuvieran un carácter "poco serio" seguirían siendo una herramienta educativa fenomenal: si aprendes divirtiéndote, aprendes sin apenas darte cuenta.
Hace poco nos dejó Forges; muchos coleccionamos su Historia Forgesporánea, fascículo a fascículo y aprendimos historia -muchas veces silenciada u obviada- entre sonrisas y carcajadas.

Juan Constantin

Thadeus dijo...

No me refería a la seriedad del medio, sino a la seriedad de las fuentes que puede tener un autor a la hora de llevar una historia a su medio y eso es algo que tiene que venir desde la investigación especializada. Y en temas como la República, la guerra civil y la dictadura, que lo normal es que los profesores no los dieran en el insti porque "no les daba tiempo", los tenemos menos claros que la España imperial o la de los reyes católicos, lo que dá para muchas mitificaciones y suposiciones para, precisamente, la historia más reciente y que nos afecta directamente, la que hace que estemos dando pasos atrás en algunas cosas.

Yo debo ser bastante más viejuno que tu, porque para mí Forges empieza con "Historia de aquí" y aun gustandome Forges (STTL) y teniendo ambas colecciones, esa historia, al igual que ese Quijote adornado para parecer lo que no es, ahora los veo salpicados de una intencionalidad nacionalista (con mucho a ver con los historiadores de la época que comentaba) que me hace preguntarme porque de pequeño me leía y veía la serie de dibujos del Quijote, que en el fondo son mitificaciones (como las biblias en cuento), y en cambio el "Tombatossals", que ya originalmente era un libro con ilustraciones, hecho a 20 km. de mi pueblo, en la lengua que hablamos de normal en mi zona, de una duración apta para niños y donde se parodian los libros de caballería y se plantea una fundación mítológica de la ciudad de Castellón, tuviera difusión nula hasta el punto de que lo he conocido hace un par de años. A veces hay que poner freno y replantearse de donde venimos.

También es un poco triste lo de los clásicos Bruguera (que el otro dia los andaba ordenando, los guardo aun), yo me solía leer solo las páginas de cómic XD Más tarde me dí cuenta de que el cómic en estos libritos se quedaba corto respecto a la parte escrita y luego empece a plantearme que un "clásico" no podía tener una parte escrita tan actual y tan sosainas, de ahí ya me pasé a leer cosas más hardcore (Clarín, Rodoreda, Dante, Tolkien) a eso de los quince.

Resumen, que me enrollo como una persiana y esto son temas de hablarlos con calma largo y tendido en otra parte, que no dudo de la seriedad de la difusión novelesca, sino de las herramientas que tenemos para darle seriedad a lo que hagamos en este tema en concreto. Me leí hace poco Dr. Uriel y aunque buen testimonio de una parte de las vivencias de una persona y con una voluntad de lo que hoy llaman "equidistancia" (con la que no estoy de acuerdo pero vamos, son opiniones) bien ejecutada por parte del autor, a nivel histórico esta muy desdibujado y falta chicha para acabar de darme esa credibilidad de gran obra.

Juan Constantin dijo...

Saludos:

Yo también coleccioné Historia de Aquí de Forges, simplemente nombré la que primero me vino a la cabeza. El Quijote infantil no estaba adornado para parecer lo que no es, sino adaptado a la edad de sus lectores, cosa que en muchos otros países también hacen con sus obras literarias. En cuanto a las colecciones de Bruguera me refería a la colección de tebeos Joyas Literarias Juveniles no a la versión libro con páginas de historieta y texto, de la que tendré algún ejemplar. Y claro que de ahí también pasé a cosas más adultas (clásicos grecolatinos, Dickens, Stevenson, Conan Doyle, Galdós, Baroja, Cela...), supongo que le habrá pasado a la mayoría de los que las leíamos de pequeñines.
En cuanto a la seriedad de las fuentes, coincido contigo en que deben venir de la investigación especializada, pero insisto en que la semilla del interés por nuestra historia puede y debe plantarse cuanto antes y una adaptación de la Reconquista, por ejemplo, para niños de Primaria no tiene que ser igual de profunda que para jóvenes de Secundaria. Si les interesa -que ese debería ser el objetivo principal de la adaptación- ya podrán acceder luego a otras fuentes más especializadas. No debe adoctrinar (en ningún sentido) sino interesar, prender la llama de la curiosidad por conocer.
No he leído aún Dr. Uriel, la tengo pendiente.

Un placer la charlita.

Juan Constantin