jueves, 24 de junio de 2021

EL HILO DE ORO: LAS RESPUESTAS QUE HEMOS OLVIDADO, POR DAVID HERNÁNDEZ DE LA FUENTE

Reflexionaba yo recientemente cuando PELIGROSA y hasta quizás planeada es la actual sobreabundancia de información. Imagina una inmensa biblioteca en la que se encuentra un libro en el que tienes todas las respuestas y estrategias básicas para tu vida... ¡Pero tienes un tiempo limitado para encontrarlo! 

Cual Miguel De la Cuadra Salcedo en aquel concurso de A la caza del Tesoro, corres por los pasillos abriendo libros, leyendo fragmentos, terminando algunos... Pero nunca alcanzarás el volumen esencial. Se ha perdido, quizás para siempre, sepultado entre millones de páginas inservibles.
   

Afortunadamente, cuanto más se desprestigia y arrincona, no ya al Latín y Griego en la Educación, sino a las Humanidades y Cultura en nuestra sociedad, aparecen libros como el de David que vuelven a poner en valor los hallazgos universales sobre el hombre que ya realizaron escritores griegos y romanos y que ahora, como si viviésemos una nueva y más oscura Edad Media, se han perdido. 

Y esta vez no es por no disponer de sus obras, es simplemente por no leerlas. Por no leer eso ni nada.

 

En el caso de este volumen se abordan diferentes temas de la actualidad política, social, cultural iluminados por casos semejantes o por las obras de quienes ya se enfrentaron a estos desafíos para nuestra supervivencia en Grecia y Roma. 

David además tira de una estupenda biblioteca de grandes autores y expertos que han hecho lo propio: acudir a Grecia a por respuestas y, por supuesto, encontrarlas.


En eso consiste la Historia, no ya una mera cronología, recopilación de datos, sino en la INTERPRETACIÓN DEL PRESENTE SEGÚN EL PASADO. 

Seguro que hay muchísimas cosas de la cultura Griega y Romana que hoy despreciaríamos, que no caben ni son admirables en nuestra mentalidad actual, pero su valor no consiste en los hechos si no que, como primera gran cultura europea de la que provenimos (y que a su vez, como destaca el autor, tienen sus antecedentes en Oriente) fueron ellos los primeros en alcanzar ciertas ideas. 

Y esas ideas, cual Partenon y la evocación de la Eternidad que inspira su contemplación, siguen ahí.

 Esperando que alguien las aplique para sacarnos del Laberinto, aunque solo sea el personal.

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