martes, 9 de agosto de 2011

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, POR MORBORIA TEATRO

Para alguien como yo, eternamente agobiado descubriendo nuevas lagunas en mi cultura que jamás podré tener tiempo de llenar (al menos en esta vida), es un delicioso placer el poder cubrir al menos esta "deuda histórica" de asistir al fin en el Teatro Figaro de Madrid a la representación de esta obra de Shakespeare que a los fans de Sandman nos resulta tan cercana y reveladora.


Se habrán escrito muchos libros al respecto y yo podría añadir uno más, pero intentaré resumir mis conclusiones para no ocupar más tiempo del necesario y poder dedicar el sobrante a llenar nuevas lagunas tanto y más fundamentales:

Lo primero me llama la atención la modernidad del Bardo, capaz de burlar las demandas del público ("¡queremos más Romeo y Julieta!", clamarían) riéndose de su propia obra y parodiándola en "Píramo y Tisbe" brillantemente, mientras trata de otros asuntos que ocupaban su cabeza en esos últimos años de su vida.


Por otro lado, la capacidad de metahistoria en una obra de teatro que trata sobre personas que representan una obra de teatro. Parodia, autocrítica, esperanzas quizás truncadas, triunfos, recuerdos de una vida... los que no tengan tiempo de ver más Shakespeare que vean esta que lo resumen todo.


En tercer lugar, la parte feérica que tanto conocemos los lectores de cómic gracias a Neil Gaiman, y que parece recoger antiquísimas tradiciones escondidas, como la Triple Diosa en Macbeth, tras las tramas de enredo y romanticismo que conducen la obra.

Shakespeare, en un órdago platónico y transcendental donde los haya, muestra que nosotros, meros mortales, no somos más que juguetes en manos de mayores poderes que nos resultan invisibles, no somos más que un removido efecto de poderosas causas eficientes cuyos motivos jamás alcanzaremos a comprender,salvo como un lejano sueño.

Algo que no pasaría de ser uuna mera obra de teatro si no fuese por Platón, si no fuese por Gaiman, si no fuese por Carlo Colodi y su Pinocchio, o incontables tradiciones mitológicas, esotéricas, espirituales.

Resumidas las principales y fundamentales enseñanzas, no cabe más que invitar a todos los lectores a que asistan a las pendientes representaciones.

El trabajo de Morboria Teatro es poco menos que impecable a mi juicio. La direccióno de Eva de Palacio (Titania) es a la vez que económica y tradicional, absolutamente efectiva.

Decorados, coreografías, escenografías, vestuarios, máscaras y maquillaje nos sumergen fácilmente en ese mudno feérico, fantástico del Bosque en el que se pierden los personajes y que no es otro que nuestro propio mundo.


Allí, los duendes se mueven como duendes, como personajes más que humanos, danzando, corriendo, desapareciendo en la niebla, comandando fuerzas sobrenaturales, hechizando con mágicos gestos a los meros mortales dentro y fuera del escenario...


Quizás, la interpretación de Alvaro Aguado como Puck es un tanto histriónica, diabólica y siniestra, un fauno rijoso con rasgos demoniacos y tono gutural que se cree más gracioso de lo que en realidad resulta.

Pero a cualquiera que conozca la versión que del personaje dio Gaiman en su Sandman, y el papel que allí acaba desempeñando, sabrá que quizás es más que un error todo un acierto el que Robin Goodfellow pase de lo juguetón y travieso a lo siniestro.


Mas sin duda hay que destacar la labor de Fernando Aguado (Oberón/Colas Canillas), que en ambos papeles llena la escena hasta desbordarla y encandilar a los espectadores.

Como Oberón, regio, poderoso, elegante, mágico, antiguo, poético... (Titania no es que le ande a la zaga tampoco).

Como Colás Canillas (no digamos ya como Píramo), Aguado es el ACTOR ARQUETÍPICO, encarnación de cuanto mortal ha representado alguna obra. Cómico en estado puro, que junto a sus no menos efectivos colaboradores maneja a la audiencia con el mismo irresistible poder con que Oberon rije los destinos del Bosque.

Uno conoce los secretos de los filtros de amor, otro los ingredientes de la constante carcajada.

¡Bravo!


Y para los fans de Sandman, atención a las menciones que Shakespeare hace a la Muerte y el Sueño, que según Gaiman el bardo incluyó seguro como un guiñó a su verdadero patrocinador.

Historias dentro de historias dentro de historias, realidades dentro de realidades dentro de realidades... Mucho trabajo para nuestro débil seso.

Concluyamos el artículo, pero sigamos soñando con esta cita del Príncipe de las Historias:

"Things need not have happened to be true. Tales and dreams are the shadow-truths that will endure when mere facts are dust and ashes, and forgot."

1 comentario:

Sergio dijo...

En cualquier página de Shakespeare hay genialidades. En cualquiera. Yo lo tengo bastante de la mano. He leído buena parte de su producción y no me entristecen las lagunas. Sólo espero conseguir esos libros no leídos y disfrutarlos porque no es como si fueran nuevos. Es que siempre lo serán. El bardo es uno de mis cinco escritores preferidos fuera del mundo del comic.