miércoles, 12 de abril de 2023

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ: DIONISIO EN SU LABERINTO

Los cunetes poblaron el territorio de Tartessos, en cuyos bosques se dice que los titanes hicieron la guerra contra los dioses, y cuyo rey más antiguo, llamado Gárgoris, fue el que inventó la costumbre de recoger la miel. Como a éste le naciese un hijo procedente del estupro de una hija, por la vergüenza del castigo, quiso matar al pequeñuelo por distintos procedimientos. 

 Pero conservado Habis por una fortuna en todas las vicisitudes, al final llegó al trono por conmiseración de tantos peligros. El primero de todos fue que le mandó exponer, y cuando al cabo de unos días ordenó observar el cuerpo del expósito, lo encontró alimentado por la leche de distintas fieras. Después, llevado a casa, mandó arrojarlo en un sendero estrecho por donde solían pasar los rebaños, proceder crudelísimo, porque prefirió que su nieto fuera pisoteado en vez de matarlo de una muerte simple. Pero también esta vez quedó incólume y no careció de alimentos. Lo echó entonces a los perros azuzados por muchos días de abstinencia, y más tarde a los cerdos. Pero como no sólo no recibiese daño alguno, sino que incluso se alimentó de sus ubres, al final lo mandó arrojar al océano.


Entonces claramente se manifestó un numen, y entre las olas agitadas le condujo como en una nave, no por una corriente, siendo depositado en el litoral en mar tranquilo. No mucho después se presentó una cierva que ofreció sus ubres al pequeño. Del trato con su nodriza el niño adquirió una enorme ligereza de pies. 

Entre las manadas de ciervos recorría montes y bosques sin cederles en velocidad. Al final, capturado en un lazo, fue regalado al rey Gárgoris. Entonces fue reconocido como su nieto por la semejanza de los rasgos y las marcas del cuerpo que habían sido grabadas a fuego al muchacho.


Sanchez Dragó fue sin duda nuestro primer Maestro en la Sabiduría que ahora mismo no solo es nuestro mayor interés y campo de estudio, sino nuestro único, inmaterial sustento. 

A través de sus programas de televisión, con la colaboración de sus muchos invitados (no solo Arrabal, sino Luis Alberto de Cuenca, Jodorowski, etc, etc, etc...) descubrimos los grandes mitos, el amor a la literatura y el pensamiento espiritual, heterodoxo y crítico.



Devoramos su Gárgoris y Habidis descubriendo así que este país, como cualquier rincón del mundo no es menos mágico que cualquier tierra legendaria, contemplado de la manera adecuada. 

De allí salieron los temas y personajes de nuestro primer, irrealizado, proyecto de cómic, Plus Ultra, que buscaba seguir los pasos de los superhéroes españoles Iberia Inc., de Marín y nuestro querido y lamentado Carlos Pacheco.

 

Nos abrió las puertas al pensamiento espiritual oriental (Budismo, Hinduísmo, Taoismo, Zen, etc...) y, aún más importante, las de la Tradición Hermética occidental (Cultos Mistéricos, Neoplatonismo, Gnosticismo, Alquimia, Masonería, etc...). 

No es casualidad que fuese en el único de sus Encuentros Eleusinos al que pudimos asistir, en pleno El Escorial, donde, contemplando la diapositiva de una vasija griega, descubrimos que el puntiagudo Tirso con que las Bacantes hieren en el costado a Orfeo es el origen y modelo de la Lanzada de Longinos. 

Y a partir de ahí, ha sido muy sencillo desentrañar el resto de mitemas griegos que conforman el conjunto de las escenas evangélicas. Y con ellas, las claves simbólicas de nuestra cultura.


Decía Dragó que el hombre tiene tres vidas: La Pública, la Privada y la Interior. 

 Nosotros creemos que Fernando también tuvo tres. Y nos quedamos con la primera, la del Dionisio que fue su sosias literario.
     

Luego... the Tigers come at night, with their voices loud as thunder, como cantaba Fantine. O en el caso de Dragó, serían los gatos. 

De amante tántrico y encantador de la sierpe Kundalini pasó a ser "Vendedor de Aceite de Serpientes".

Dionisio se perdió en su propio laberinto, y en lugar de seguir su trazado Sendero de la Mano Izquierda, tomo el giro equivocado, perdió el Hilo de Ariadna y seguramente pereció devorado por ese Minotauro que evoca su amada Tauromaquia, junto a los efebos atenienses que se le sacrificaban.
     

UBI BENE IBI PATRIA, era el lema de su casa de Castilfrío, custodia de una de las mayores bibliotecas del país.

Como el protagonista de Farenheit 451, imaginamos ahora a Dragó transmutado solamente en los libros que leyó y que tan generosamente compartió, los que ahora son nuestra patria.

Como esos maestros zen que enseñan con indescifrables Koans, Dragó no solo nos ha enseñado con Literatura y Misticismo sino con sus propias vidas. 

"No te hagas imágenes del Buda, por que tendrás que acarrearlo contigo en tu ascenso a la Montaña". Uno puede alcanzar el Nirvana sin superar a su Maestro.

"No te subas a esa higuera, Dragó, que la tiene que sujetar Dioniso, si no, se vence..." (Paráfrasis Euripidea). Y se venció...

¡Que gozo, que cuantos Lapidarios hay hoy en día, están todos libres de pecado alguno!

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