miércoles, 23 de noviembre de 2022

ANTES DEL TEATRO: GARCÍA MAY NOS DESCUBRE LO QUE NO SABEMOS DEL TEATRO...¡NI DE SUS ACTORES!

De sencilla y apasionante lectura, este ensayito -prologado por nuestro querido Luis Alberto de Cuenca- tiene un título más engañoso que el propio dios Dioniso, patrón de actores y actrices y protagonista -bajo una u otra de sus innumerables formas- de todo drama. 

No faltará quien crea que se trata de un libro de historia sobre los orígenes del teatro en Grecia, y así se empollarán nombres y conceptos para sacar nota en las clases que nuestro admirado amigo imparte, además de ser dramaturgo y director.
 

El libro, en realidad, está mucho más centrado en especificar LO QUE NO SABEMOS DEL TEATRO EN GRECIA y, por lo tanto, lo que desconocemos sobre los orígenes de nuestra cultura. 

Aún más allá, aunque no es Freudiano, yo lo compararía con El Malestar en la Cultura, en tanto se detiene si no en derribar al menos en cuestionar seriamente los simulacros con los que nuestra cultura materialista, cientificista y, en las últimas décadas, horriblemente egocéntrica, dando culto a los cuerpos -los que los tengan- y al dinero -este mucho más extendido, cuanto más amoral sea el propietario- ha rellenado y ocultado nuestros vacíos de conocimiento bajo siniestros telones de decorado que de Grecia paracen solo haber conservado la Hybris y los cuerpos apolíneos -que ni siquiera ya lo son, pues todos tienden a la hipertrofia-.
    

García May comienza reflexionando sobre esa singular característica que nos distingue de todo otro ser de la creación: la consciencia de la Muerte, de nuestra propia finitud al menos en este plano. 

Los primeros enterramientos con llevan ya un ritual y por lo tanto una actuación que contiene ya la esencia del teatro: conectar este plano con el siguiente, o viceversa.

 

A continuación, de la mano de Campbell y sus antecesores llega a la misma conclusión que un servidor:Que SOLO HAY UNA HISTORIA, repetida y fragmentada a lo largo del tiempo y el espacio. 

 Las formas varían, el mensaje permanece. O permanecerá, en tanto se haya entendido con anterioridad, claro. Pues ahora, haciendo de lo particular medida de todas las cosas, se nos escapa que cualquier valor humano solo podrá serlo en tanto que sea Universal y Eterno.
    

Con esas dos cositas que sacasen en claro, creo que el autor y un servidor nos diésemos por satisfechos, pero además el ensayo, dentro de su brevedad y concisión, redunda en los aspectos más espirituales de las representaciones, y con ellos, de nuestra existencia, en el mundo como teatro.
Un ensayo necesario para todos aquellos Ulises que cautivados por cantos de Sirenas de Eurovisión, Calipsos de Gimnasio, zozobrando por los vientos de Eolo en sus viajes a Venus en un barco o ya en el extremo, alimentándose cual habitante del Hades de sangre de negros corderos degollados quieran seguir encontrando la ruta a su único posible destino: Ítaca. 

 Dioniso, más "inevitable" que el Thanos de Marvel, sigue con su humor paseándose por nuestras calles en Semana Santa montado en el burro de Sileno. 

 Y el que se le oponga, tarde o temprano, acabará desmenbrado cual Penteo. Por que Tony Stark TAMBIÉN HA NACIDO DOS VECES.

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