TRES TIPOS DE VÍRGENES, POR MARGARITA NELKEN

Me sorprende al leer la contraportada que Margarita Nelken, la autora de este ensayo sobre arte mariano, fue además de crítica de arte escritora, traductora y POLÍTICA, diputada del PSOE en la Segunda República y afiliada al PCE en la Guerra Civil, lo que la llevó al exilio en Mexico tras esta. 

Lo digo no por su orientación de izquierdas, sino por la apabullante cultura que desata en sus escritos. No creo que si preguntamos ahora a la puerta del Congreso por estas obras obtengamos respuestas similares.

El ensayo se centra en el análisis del trabajo de tres pintores en torno a la Virgen y en los pequeños o grandes matices que tienen sus representaciones: Del misticismo de Fra Angelico a la plenitud amorosa de Rafael pasando por Alonso Cano, de quien dice que beatifica lo cotidiano. 

 Pero el texto no se agota en estos pintores, sino que comenta docenas de otros artistas y obras y constituye todo un estudio en la representación de la divinidad, en este caso, la femenina.

En contra de lo que normalmente se enseña, el ligar de la Virgen en el Catolicismo no ha sido siempre el mismo. 

Es a partir de la baja Edad Media cuando, al hilo de obras artísticas como estas, Maria alcanza ese estatus de divinidad femenina, tomando el lugar de las antiguas diosas clásicas y paganas.

Pero no solo tomará el lugar, si no en muchos casos su simbolismos y representaciones. 

Así la Virgen de la Granada nos recuerda a Perséfone, que comió de esa fruta y tuvo que permanecer en el Inframundo la mitad del año.

Mientras que San Juanito y el Niño Jesús junto a la Virgen eran antes Apolo y Artemis junto a la madre de estos, Leto.

Y la virgen amamantando al niño mantiene el papel de Juno como creadora de la Vía Láctea.