martes, 14 de marzo de 2023

DUNGEONS & DRAGONS, HONOR ENTRE LADRONES: UN MUNDO QUE YA NO ES "INFERNAL"

Dungeons & Dragons es el nombre del juego de rol de fantasía por excelencia, creado en los años 70 como la versión "marca blanca" de los mundos de Tolkien y sus por entonces numerosos seguidores.
 
Un universo de fantasía, sin relación con nuestra geografía o historia, con sus razas, reinos y criaturas en el que un grupo de aventureros -los personajes escogidos por cada jugador- podían vivir aventuras sin fin. 


La cosa no es baladí. En la serie retro-ochentera Stranger Things pueden ver evocada su popularidad.
 
Antes de que la generación gamer/millenial -y los perniciosos efectos adictivos e ideológicos de muchos juegos- toda una generación de adolescentes se criaron compartiendo aventuras alrededor de una mesa y el tablero del Master de Juego. 

Al menos una generación de "nerds", pero la cosa se fue popularizando y hoy en día, la cultura imperante -si es que queda alguna- es esa, la de los "frikis" de los años 80.
El concepto del juego de rol de género es una hallazgo que te permite ser el héroe en tu propia aventura -si los dados no acaban contigo antes de culminarla-, una con estructura iniciática, como las de Ulises, Hércules o cualquier otro superador de pruebas, rescatador de princesas o matador de monstruos.
  
Aumenta claro la cooperación y habilidades sociales.
La franquicia se popularizó con una serie de animación de los años 80 que yo recuerdo con tanta fascinación -era el primer contacto de nuestra generación con los mundos de fantasía- como frustración -por la estructura episódica en la que nunca acababan de derrotar al villano, claro. 

Han existido dos películas anteriores que pasaron sin pena ni gloria, la última directa a DVD. Quizás pecaban de centrarse en el world building -que se dice ahora- y los roles de cada personaje que en dotar a estos de personalidad y a la historia de sentido.
Esta nueva versión ha sido una absoluta y deliciosa sorpresa. 

Aunque el grupo de aventureros va justito de miembros -Bardo, Guerrera, Hechicero y Medio-Elfa multiforme, más un misterioso aliado- la película no solo tiene actores de prestigio como Chris Pine -muy consciente de que no va a volver a tener relaciones sexuales post-mortem con Wonder Woman en una temporadita, interpreta a un simpático sinvergüenza- y Hugh Grant, sino que resulta divertida, fresca, nostálgica y mitológica.
Por eso, por lo mítico de su estructura, contiene interesantes lecciones de fondo:  El ruin e histriónico villano que interpreta Grant comienza la historia como miembro del grupo de aventureros. 

No solo tenían al traidor entre ellos -si no, claro, no puede ser traidor- si no que ha criado a la hija del Bardo -el personaje de Pine- a base de mentiras sobre su prisionero padre para ganar su cariño, ensuciando la imagen de su padre.  Y es que hasta los malos más malos necesitan ser amados.


Cautiverio, mentira, falso regente y -aparente- ausencia del padre son como decimos temas mitológicos, y por lo tanto siempre han de funcionar, pero además se los presenta con una gracia especial y unos diálogos y caracterización contemporáneas, que singulariza a un producto, en comparación con el tono épico y solemne de los textos de fantasía épica o el Sword & Sorcery.

No creemos equivocarnos al afirmar que Paramount tiene una nueva franquicia, a explorar en mil y una posibles direcciones.
Los personajes, a pesar de ser bastante básicos en sus caracterizaciones, funcionan e interactúan bien. Se les trata como arquetipos planos, pero de manera irónica, como homenaje al juego de rol. Son todos fallidos pero logran redimirse en el momento preciso -gracias a la cooperación, a superar sus miedos y prejuicios- como es de esperar.

El  Paladín que interpreta Page nos ha resultado especialmente logrado. Tan pomposo como efectivo, nos recuerda al personaje que escogimos -medio elfo de la casa de Elrond-  cuando, en nuestros años universitarios, jugamos con mis queridos amigos granadinos -un abrazo para toda la añorada Compañía de la Estrella Solitaria- a El Señor de los Anillos.  

A nuestro Bladorthin lo mataron a la segunda partida, preconizando otras tantas "derrotas" posteriores mucho más reales que imaginativas, comprendo ahora. Es la ficción -las ideas- las que modelan la realidad, y no al contrario.  
Al final, en un clímax que incluye algunas de las famosas criaturas y amenazas del juego original para goce nostálgico de quienes seguro perecieron ante ellas en muchas ocasiones, ganan los buenos, como es de esperar. 

El truco está en saber renunciar a tiempo a los deseos personales y volubles beneficios materiales, sacrificándolos en post de la fidelidad a los amigos, impidiendo que la culpabilidad por un pasado que ya no existe comprometa el futuro de quienes amamos. 


¡Contra eso, no sirve de nada que las Fuerzas del Mal se oculten entre las sombras!  

Nunca podrán comprender el altruismo ni la EUCATRÁSTOFE -el final feliz más allá de toda esperanza, en palabras de Tolkien- que los héroes causan inadvertidamente al perseguir sus objetivos, aún los materiales. 

   

O a la inversa: cuanto más se obsesionan los villanos con los suyos, más necesaria se vuelve su derrota. Cerrando el cerco en torno a sus oponentes ellos mismos son prisioneros y ocupan el lugar esperado para que el más pequeño y providencial de los gestos cause su final.

 PS: ¡Atentos a la escena del circo, que cuenta con unos invitados muy especiales!😉

5 comentarios:

Carlos Barbero dijo...

Como siempre es una gozada leerte.
Esperaba mucho una película que dignificara este juego que forma parte de mi infancia.
Lo jugaba en los patios con mis compañeros de BUP allá en 1985. Este juego me llevó a leer el Hobbit y a devorar en aquellos años todo el material que publicaba la editorial Minotauro.
Confío que Paramount pueda hacer una secuela y se forjen más universos de celuloide. No todo tiene que ser Marvel y Star Wars, de DC ya he perdido toda esperanza.
Ánimo y sigue con este blog tan maravilloso.

PEDRO ANGOSTO dijo...

La sensación que tuve yo, sorprendido por la calidad y acierto, es que HABÍA NACIDO EL "UNIVERSO MARVEL" DE PARAMOUNT. Esperemos que tarden en llegar a su fase 4. ;-P

Y muchas gracias por los elogios. Nunca sobran y en este caso llegan en el momento necesario.

Lobo de piedra dijo...

Me encantan los juegos de rol y por añadidura D&D. De tal manera que la primera pelicula, la de Jeremy Irons, la vi en el cine y sali profundamente decepcionado. Solo se salvaban los dragones.
Es por esto que me daba mucho miedo esta. Entre otras cosas porque parece haber heredado el tono humoristico de la primera (¿¿a lo Marvel?). Ahora que se que puede ser distinta intentare hacer el hueco para ir al cine. Gracias por la reseña.

Anónimo dijo...

Hola Pedro, te agradezco la reseña. Quiero ver la película con mi hijo de cinco años, pero ya siento miedo del cine gringo y su obsesión con la diversidad y la inclusión, ¿Hay temática LGBT dando vueltas?

PEDRO ANGOSTO dijo...

No, pero igual alguna escena le da miedo a un niño de 5...