En ella rememora su niñez y adolescencia en la pequeña localidad de West Plains. Un "empollón" que, correctamente aconsejado por sus padres, intentó siempre destacar y lo logró, acabando por dirigir el departamento de Física de una Universidad (triunfando donde yo fracasé, al estudiar Física, cuando lo mío, ya lo ven ustedes, eran las letras, aún con faltas de ortografía por haber hecho 3º y C.O.U. de Ciencias).
Lector de toda clase de cómics desde la infancia, destaca la importancia de estos en su formación, la expansión de su lenguaje y -con la llegada de los revolucionarios cómics de EC- sin duda el interés por muchos temas que, en el tiempo de la naciente televisión, aún constituían la fuente primordial de conocimiento cultural sobre el mundo para millones de jóvenes americanos.
Custodiados en una caja de madera construida especialmente por el, formó parte del Club de Fans de EC, reuniendo semanalmente a los amigos en torno a la caja y las novedades.
Y aunque ahora da algo de rubor recordarlo, idénticos conciliábulos organizaba yo con cuatro o cinco amiguetes de mi pueblo también aficionados.
Los sábados, en casa de mi abuela, en torno a la gran mesa de madera del comedor -que casi nunca se usó para comer- nos reuníamos no con menos ceremonial que los miembros de la Justice Society, aunados bajo mi club original Secret Crisis -que. como magistralmente acuñó Enrique Machuca, pretendía ser "más grande que otros clubs más pequeños"- y repasábamos las novedades Forum y Zinco que yo había recopilado el día anterior en mis viajes junto a mi abuelo a Albacete, recorriendo docenas de quioscos y papelerías para recopilar las esparcidas publicaciones del momento.
Cochram, sorprendido por el auge del fandom de los cómics en los 60, llegaría a abandonar su departamento de Física y dedicarse a vender sus reediciones de EC por las nacientes convenciones del país.
Ironiza que, al menos el y sus amigos, tuvieron vidas y profesiones respetables y no fueron asesinos en serie como auguraba el Dr. Wertham.
En cualquier caso, Wertham tenía buena parte de razón, y estos y otros muchos cómics de la época eran y son para adultos y no debían caer en manos de niños o adolescentes, como ocurría y como sigue ocurriendo, ya no con los cómics pero si con mil y un productos de entretenimiento mucho más macabros y perversos que los que nos ocupan.
En este variado volumen podrán encontrar Hombres Lobos en el Oeste (¡Weird Westerns!), Vampiras con las echuras y elegancias de Rita Hayworth, Momias, Jugadoras de Golf con globos oculares -lo del "eye motif" ese- y la ración correspondiente de científicos locos, resucitados, etc, etc, etc...
Guiones de Al Feisten y dibujos de Davis -autor de la espectacular portada-, Orlando, Ingels, Crandall, Krigstein... Todos ya en su zenith.
¡Pues nada, a leerse la colección completa con la seguridad de que, como el prologuista, tendrán luego un puesto seguro en la Universidad!
Eso si, en la actualidad, desaconsejamos abandonarlo para dedicarse a vender cómics.
2 comentarios:
Russ.
Estupendo tomo de una estupenda serie (como todas las de la EC, claro ...Tales from the Crypt es MUY buena y Weird Science es incluso mejor ...y las tres que Diábolo recuperará en los próximos meses son también todas estupendas). Sumamente recomendable todo lo que Diábolo publica de comic-books preCode de los cuarenta y cincuenta (o de comic-strips clásicas americanas, ya puestos, como la magistral Polly and her pals, antología en dos tomos ...o la ya muy próxima Gasoline Alley).
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