miércoles, 15 de febrero de 2023

EGIPTO EN EL CINE, POR JUAN LUIS SÁNCHEZ: LA LLAMADA DE LO INDESCIFRABLE

Se pregunta Juan Luis Sánchez al comienzo del libro qué es lo que tiene Egipto para haber seducido nuestra imaginación no ya desde tiempos de Napoleón o Howard Carter, sino aún antes, desde el Renacimiento o incluso el periodo Ptoloméico, diría yo. 

 La respuesta, claro, está en sus Faraones, Pirámides, Momias, Jeroglíficos, Dioses, Estatuas...
   

Todo en Egipto es SÍMBOLO. ¿Pero símbolo de qué...? 

De dos cosas principales: Primero, para la tradición judeo-cristiana-neoplatónica Egipto es el símbolo de la CÁRCEL, la materia en la que está atrapada el alma humana. 

Al caer del mundo platónico, tanto José como Moisés o luego su "pastiche" Jesús acaban allí refugiados, escondidos, huyendo de sus perseguidores hasta que les llega el día de volver a la tierra de sus padres, la Tierra Prometida, que no es la Israel geográfica sino el otro mundo inmaterial en el que se originaron.
   

Irónicamente, gracias a los testimonios de Herodoto y el resurgir del Corpus Hermeticum en el Renacimiento, Egipto acabará simbolizando a la vez todo lo contrario: 

Una civilización primordial, custodia de un conocimiento superior, secreto, en clave, un misterio a resolver, el lugar del que procedemos o, al menos, su manifestación material. 

Sea para escapar de el o sea para encontrar, como Indiana Jones, las claves del "poder de Dios", toda nuestra existencia pasa por Egipto.
    

Tras un repaso general a la influencia del País de Kemet en la cultura popular (literatura, música, cómics -incluidos algunos superhéroes hoy muy populares-) Sánchez hace un completo repaso de las producciones cinematográficas y televisivas que han avivado nuestra pasión por el país de los Faraones.
   

A la cabeza las diferentes adaptaciones del libro del Éxodo, las diferentes Cleopatras de la historia -con Liz Taylor como reina absoluta-, peplums variados, versiones de animación y series como Stargarte, Momias de la Universal, Hammer y las que combatió el ahora superpopular Fraser.
   

Sinuhé el Egipcio -una muy temprana versión "realista" del Mito de la Caída, aunque el es exiliado fuera de Egipto y a el ha de regresar-, faraones a cascoporro y, por incluir, está hasta ese maldito Rey Escorpión que generó la errónea idea de que su intérprete era ideal para cierto supervillano de idéntica nacionalidad.
    

Pero creo que nadie como el Ramses de Yul Brynner ha encarnado mejor la elegancia, grandiosidad, poder y orgullo de esta civilización. Egipto, como las producciones de Cecil B. Demille, remiten a un pasado perdido, glorioso e irrecuperable.

Perdura por que en el transcurren los GRANDES RELATOS de la Humanidad. A nosotros nos cautivaron ya de adolescentes, en algún ciclo de cine religioso en Semana Santa. 

 Les recomendaría que revisasen EL PRÍNCIPE DE EGIPTO, la mejor versión de ese eterno mito y escuchando esa olvidada melodía  con la que nos durmieron, susurrada en los laberínticos callejones, recuerden al fin que ustedes tampoco son de aquí ni nada de lo que  puedan poseer les satisfará.

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