La última producción de Dreamworks es un film familiar destinado a todos los que este largo fin de semana van a llenar los centros comerciales y multicines.
Narra una invasión alienígena a la Tierra pero la de unos aliens medio temerosos y muy educados que relocalizan a la población humana antes de ocupar nuestro planeta.
El problema es que se dejan olvidada una niña que, con la ayuda de un bastante abrasivo alien - a su vez alienado de los suyos por entusiasta y pesado-, tendrá que recorrer medio mundo en busca de su mamá.
Osea, como Marco, pero cambiando el Mono Amedio por un gato.
Los Boov tienen un simpático diseño que, recordando desde los aliens de Toy Story a los más reciente Minions, tiene la particularidad de que cambian de color para mostrar sus emociones, un tema este que parece en boga dentro de la animación.
La película pues fluctúa entre lo entretenido y original de este enfoque y el "déjà vu" que los espectadores adultos sin duda sentirán.
Para los más jóvenes, las acostumbradas lecciones morales sobre la importancia de la individualidad o la amistad.
Si compran palomitas, que no sean dulces, o será demasiado azúcar...
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