martes, 13 de julio de 2021

NUEVE FANTASMAS: LOS TERRORES TEOLÓGICOS DE MALDEN

Creo que pocos placeres existen para un lector como el de, agotada la obra de un autor favorito, encontrar otra que bien lo emula, lo versiona o incluso lo supera, compartiendo enfoques, ambientes y pensamiento. 

Por eso es muy encomiable la labor de esta colección de Diábolo dedicada a rescatar las "segundas espadas" del género de Historias de Fantasmas que no para de descubrirnos otras grandes plumas que quizás no han gozado de la misma fama que otros escritores más populares.
   

En este caso, Julio Ángel Olivares, amigo y personaje que comparte con el propio autor tanto el mundo universitario como ese gusto por lo liminal, nos presenta una muestra de la obra de R. H. Malden teólogo que compartió una estrecha amistad con M. R. James, y que como basó sus relatos de esos ambientes universitarios de cuando aún la Universidad inspiraba respeto, sabiduría, erudición y antigüedad, no como ahora, que inspira TERROR, pero de una manera mucho más prosáica. 


A mi, claro, solo me ha hecho falta leer el primer relato donde se nombran la Literatura Órfica, las Gemas Gnósticas y la Vida de Apolonio de Tiana para sumergirme en dicho mundo fantástico, esos profesores "a lo Indiana Jones" que guardaban en sus polvorientas oficinas victorianas reliquias ancestrales encontradas en la última expedición arqueológica e incunables rescatados de tal o cual abadía. 

 Los despachos universitarios que yo visité solo estaban llenos de las trasnochadas ideologías respectivas de cada profesor que pretendían volcar en todas nuestras cabezas sin dejar un ápice de espacio para que pensásemos por nosotros mismos, no digamos ya para escuchar lo que teníamos que decir. ¡Terrorífico, pero de otra manera mucho menos estética!
    

Teólogo y hombre de Iglesia, no faltan en sus historias esos antiguos templos británicos que -aunque seguro que ya no se libran de ser vandalizados por ignorantes- a las personas con una cierta cultura nos siguen inspirando respeto y temor, como si bajo ellos se siguiese expresando unos poderes aún más antiguos que el Cristianismo, o al menos una versión menos desencantada de este mismo que la que vivimos nosotros, en capillas ya sin musgo ni cementerio a las puertas. 

Persígnense por si las moscas y adéntrense por unas horas en estas preciosas fantasías sobrenaturales.

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