miércoles, 3 de julio de 2024

INSIDE OUT 2: LA IRRUPCIÓN DE LA ADOLESCENCIA Y SUS EMOCIONES

Desde los primeros mitos, el hombre ha creado símbolos e historias para expresar, estudiar y ver reflejado en el arte el hecho singular que lo hace diferente a todos los seres -conocidos- de la creación material.
En ese sentido, los muñequitos de colorines con los que Pixar expresa nuestras emociones no dejan de ser una versión infantil de los mismísimos ENDLESS de The Sandman.

 

Cuando una se las pintaba muy felices con todas las emociones colaborando para el bien de la protagonista, esta peli arranca con la llegada de la adolescencia y otro set de emociones "malas" que van a condenar a nuestros simpáticos protas a un "Viaje al Centro de la Identidad", en unas simplonas pero efectivas representaciones de las capas de memorias que constituyen nuestro sentido de si (el que lo haya alcanzado, por que...).

 

La verdad es que percibimos esta entrega a la vez más equilibrada y formulaica que la original, y nos arrancó algunas carcajadas con sus gags.

Final previsible, la mayoría de los nuevos son de relleno y no ejercen sus funciones, pero la disfrutamos.
 

Suponemos que llevar a los infantes y púberes a ver cine que representa su vida emocional tiene algo de mítico pero a la vez algo de sinsentido, y el target principal de espectadores, como deja bien claro la peli, ya están a otras cosas que no son ver cine en familia.
   

Todas estas "innovaciones" -que suelen ya copiar el trauma del productor de al lado- están muy bien, pero nosotros seguimos pensando que una adaptación de los grandes relatos mitológicos, aún ausentes, resultaría igual o más efectiva. 

 Bien está la conclusión: hay que educarse emocionalmente para que este aspecto de nuestro ser no arrase con todo lo demás.

 Todas las emociones son buenas si colaboran en la creación de UNA BUENA PERSONA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues lo que yo veo en este éxito de taquilla (aparte de su impecable factura técnica) es un reflejo perfecto de lo que "nos quieren vender" en estos tiempos de escapismos tanto personales como colectivos.

Estos avatares (sin duda un pelín más simplificados que los Eternos de Gayman) son los que nos condicionan y "obligan" a hacer lo que hacemos con lo cual poco puede hacer uno ante sus circunstancias.

Perfecto ejemplo pues de estos tiempos de personas y personalidades extremadamente débiles y dependientes de la aprobación ajena porque en la comodidad material poco espíritu de superación es posible esperar.