lunes, 23 de octubre de 2023

SOBRE LA SOLEDAD, POR KRISTEN RADTKE

Puede parecer al contrario -todo, desde hace unos meses, nos parece del revés a nosotros- pero no hay nada que disfrutemos más que un baño de humildad en los campos en los que creemos manejarnos mínimamente bien, o regular. En este caso, el de la escritura. 

Y no hay mayor placer para personas que acabamos acomodados en una "zona de confort" cultural o artístico el que llegue una obra completamente distinta a lo que consumimos y nos haga levitar a medio metro del suelo.
   

Kristen Radtke ha creado una experiencia ineludible con su trabajo en este cómic -o libro ilustrado, hay imágenes y texto, pero no constreñidas a viñetas- a más niveles de los que vamos a poder concebir y detallar. 

 El primero, literario: La autora pertenece a esa clase de personas que tiene algo que contar y sabe como hacerlo. 

Con voz propia, basándose en sus experiencias que, por lejanas, nos resultan increíblemente arrebatadoras y familiares.
   

Por que...¿quién no se ha sentido solo alguna vez...? 

Y como decía Jung, no en la soledad de la falta de compañía, que siempre es más o menos momentánea, sino en la del alma, que se sabe singular -todas lo son- e incapaz en un momento determinado de compartir sus experiencias, sus inquietudes, sus miedos o sus sueños. 


Con apreciados momentos de desahogo -en insuperable compañía- ahí nos encontramos, como la Jurado en el punto de partida, intuyendo que el enclaustramiento por epidemia no era más que un material aviso del espiritual que tendrá que enfrentar nuestra alma en lo que nos reste de vida. 

 Echamos la vista atrás y contemplamos, conmovidos y avergonzados, los más o menos vanos y pueriles intentos que hemos realizado por mitigar esa condición. Poco más hemos hecho.

Y repasándolos entendemos que hay heridas que no tienen cura en este mundo.


Estén solos -para leer, hay que estarlo- o acompañados -pásenles el volúmen- lean esta obra sobre la Soledad, a la que llaman epidemia de nuestro tiempo. 

 Mientras lo hagan, paradójicamente, tendrán la compañía de un alma afín y de una artista sin par.

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