martes, 17 de octubre de 2023

LAS VACACIONES DEL UN HOBBIT, POR JOSE M. FERRÁNDEZ BRU Y Y FERNANDO FRÍAS

Si fuesemos "estrictos" Tolkienianos, el hecho de que hemos acabado leyendo este magnífico ensayo en un tren resultaría algo inquietante. 

En su obra "Leaf, By Niggle", el viaje en tren es una clara alegoría -¡que si, que también las escribía, aunque los relatos de Tierra Media no lo fuesen- de la Muerte.
   

Pero también fue en un tren, el que recorría las estaciones de extraños nombres de Gales el que descubrió para el joven Tolkien ese idioma, lo cual encendería su fiebre por crear los suyos propios. 

En nuestro caso, Jose Manuel Ferrández, tras su modélico trabajo de investigación en el que descubría que el "Padre Curro", tutor de los hermanos Tolkien una vez fallecida su madre, no solo tenía raíces Jerezanas sino que está emparentado con -de todos los españoles posibles- Bertín Osborne, ahora nos ofrece un segundo ensayo sobre los años de formación del joven escritor, en concreto sobre dos de sus vacaciones, el viaje a los Alpes Suizos y una posterior visita a París y la costa francesa, mucho más accidentada.
   

Co-Escrito con Fernando Frías, el viaje a Suiza y sus impresionantes picos, glaciares, cascadas y valles causaron en Tolkien tal impresión que fue en ellos en los que basó buena parte de los más venerados rincones de la Tierra Media.
   

Las Montañas de los picos que coronan las Minas de Moira, o el valle de Rivendel, hogar de Elrond, proceden de este trayecto.
   

Los lectores podrán deleitarse en esta amena lectura perteneciente al sello LEGENDARIA que edita Martin Simonson muchos más detalles sobre el trayecto en si y las localizaciones tal y como se encontraban en el boom turístico de la Belle Epoque.
 

Entre ellas, la curiosidad de que el grupo de Tolkien pasó justo al lado de las Catarata Reichenbach, aquella en la que Conan Doyle quiso sepultar, en mortal abrazo, la enemistad de Sherlock Holmes y el Profesor Moriarty. 

El primero regresaría y el segundo...bueno, igual algún día podemos contar como y con ayuda de quien también regresó para dar nuevos dolores de cabeza al Detective.
 

No menos documentado, azaroso y singular fue un segundo viaje de Tolkien, esta vez a París y la Costa Esmeralda. 
Esta vez acompañando como "tutor" a unos jóvenes católicos mexicanos de rancio abolengo y parte de su familia que se tomaron un descansito mientras en su país Benito Juárez puso las cosas patas arriba.
     

Tolkien se alojó en un hotel justo al lado del Arco del Triunfo para posteriormente pasar unos "aburridos" días de playa que dejarían de serlo cuando un miembro del grupo fuese atropellado mortalmente. 

 Será una simple sincronicidad, pero tanto Mexico, como algunos de esos apellidos (López, Negrete...) no paran de aparecernos en nuestras actuales investigaciones genealógicas, que a menudo comparamos con los años de estudio de Gandfalf en la Biblioteca de Minas Tirith.
      

Jose Manuel Ferrandez Bru fue el original promotor de la Sociedad Tolkien Española, y su primer presidente. Y si eso no fuese carga suficiente, tuvo que sobrellevar las pasiones juveniles de nuestro yo post-adolescente. 

En el reciente encuentro en la Complutense: Tolkien, 50 años después, tuvimos ocasión de reencontrarnos, y celebrar el inmenso legado cultural al que tuvimos ocasión de contribuir en el ya lejanísimo 1992. En breve, más fotos sobre ese inolvidable evento.

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