LA ESCUELA DE LOS PEQUEÑOS MARSUPILAMIS, POR CHAUD: EL PARAÍSO ES LA NIÑEZ

Segunda entrega de estos tomos que, protagonizados por los hijos de la famosa mascota de Spirou creada por Franquin hace ya 70 años, están dirigidos a los lectores infantiles.

   

Desde luego, desde el punto de vista empresarial, es comprensible y hasta imprescindible explotar franquicias y personajes conocidos y crear productos para los diferentes targets sociológicos, empezando por las franjas de edad.

Mientras no nos sorprendan con el Marsupilami musulman y la versión LGTBI, todo bien.
 

Y a Chaud, el autor, seguro que le resulta bastante más lucrativo dibujar las aventuras de estos pequeños que su propia y no menos bella serie con el Osito Pompom (que también edita Nuevo Nueve, con el segundo tomo recién aparecido).

   

Este tomo, ilustrado con una riqueza y belleza de esa que -a costa de repetirnos- no podrán apreciar los infantes -bueno, si, a su manera- pero si los adultos, contiene además el útil mensaje de animar a los niños a asistir al colegio con brío y alegría, realizando antes las labores de aseo y alimentación y un trayecto seguro. 

Por que cocodrilos HABERLOS HAYLOS en las dos junglas. 

 Gimnasia, música, manualidades son las actividades reflejadas en este caso. 

Esperemos que en la selva no hayan implimentado los nuevos planes de estudio y los protagonistas puedan concluir la serie sin que sus largas colas acaben en la del paro.

 

Viendo las ilustraciones uno no puede evitar relacionarlas a aquellas del Paraíso en las que León y Cordero vivían en armonía. 

 Ya llegará el día en que sus hijos descubran que, aunque los Marsupialamis comen fruta, otros tienen que alimentarse vía "el drama de la vida", que decía el amigo Félix.