Pero es innegable que aún estas, y por tanto, todo el invento, tiene un lado muy positivo, de universalidad, de rapidez, de cercanía, ahora tan necesaria.
También, como el propio hombre, tiene un lado oscuro, la Deep Web, donde solo los más osados -y los Hackers expertos- pueden manejarse con seguridad.
Ahora, que la parte más sincera y útil, la que a mi más me ha gustado es que muestra como al protagonista, uno de los mayores contribuidores a la creación de este invento, le fulminan los ahorros en tres o cuatro ocasiones.
Hemos creado una nueva clase de conocimiento que, por desgracia, está depositado en UNOS CUANTOS ELEGIDOS, y por más que nos cueste aceptarlo, los demás somos analfabetos informáticos y por lo tanto fácilmente manipulables en esos terrenos
A solventar esos problemas viene este cómic que nos cuenta de manera amena, plástica y hasta divertida el origen de las Criptomonedas, esas de las que hasta que llegó la Pandemia se hablaba tanto en los telediarios. El pago digital que cada vez es más normal en según que rincones de la WWWeb.
Hay que felicitar a los autores por la manera en la que hacen relativamente fácil y comprensible algo que, en realidad, se mueve en el abstracto mundo de las matemáticas más especializadas.
Reivindicamos una vez más las increíbles aplicaciones pedagógicas de la narrativa ilustrada.
Reflejados están los principales pasos históricos en la creación de esta nueva manera de pagar, ahorrar e invertir.
¡Y no creáis que vais a tener tanta suerte como el para levantaros de la ruina a continuación!
Aún leyéndonos este cómic, y precisamente por hacerlo, meterse en criptomonedas es como jugar poker con prestidigitares: ¡ganas de que lo desplumen a uno! O como dicen en el cómic: Invierte solo lo que estés contento CON PERDER.
Yo me quedo mejor con la Historia del Dinero de Mortadelo y Filemón pero, como lectura de "aventuras digitales", este no le anda a la zaga.
¡Felicidades a los autores, editores y promotores!
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