Es paradójico que la película de un personaje definido por el DESMADRE y el sarcasmo acabe funcionando -bastante bien- en realidad por que se articula en torno a las relaciones de Wade Wilson y unas cuantas lecciones morales que a el le quedaban por aprender.
No esperéis complejas genealogías mutantes ni misiones desde futuros apocalípticos: Ya suponíamos que la retorcida historia de Cable no iba a formar parte de la película, pero tras verla podemos confesar que los guionistas han sabido reducir al personaje a la esencia de lo que creó en su día Rob Liefeld: El arquertipo del tipo duro.
Su historia y motivación ni es apenas explicada ni, si te paras a pensarlo, tiene mucho sentido. Aquí el protagonista es Deadpool -y su troupe- y el cyborg futurista está aquí para hacérselo pasar mal un rato. Brolin hace una gran actuación, aunque con bastantes menos matices que su reciente Thanos.
No obstante, la cinta mantiene todos los aciertos de la anterior -algo que ni mucho menos hacen todas las secuelas- e incorpora nuevos, como la presencia de Domino, que protagoniza algunas de las más espectaculares escenas de acción, magníficamente coreografiadas para mostrar, creo que mucho mejor que en los cómics, sus poderes de buena suerte.
Firefist -Rusty Collins de los antiguos alumnos de X-Factor- el mutante que Deadpool debe proteger de Cable, supone también una certera crítica a parte de la generación MILLENIAL, que vive en un mundo donde ser MALOTE tiene mucho más atractivo que ser de los buenos.
Coloso recae de nuevo en su caricatura como "compás moral" de Deadpool, y la pobre Negasonic Teenage Warhead se queda casi sin papel.
Hay que reconocer que Fox ha conseguido su éxito no adaptando las historias de los cómics si no desarrollando las suyas propias con el mundo de los X-Men como telón de fondo.
No debemos olvidar a X-Force, una alineación en la que por desgracia no han incluido más miembros originales, ya que con su aproximación han sublimado la esencia de cualquier superhéroe creado por la cabeza de Extreme Studios.
En definitiva, más de todo lo que nos gustó en la anterior, chistes y parodias del mundo superheróico a cascoporro y la no menos importante lección de que, detrás de cada historia que funcionan tiene que haber CORAZÓN, aunque sea uno tan irreverente y rijoso como el del Mercenario Bocazas.
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