Sin embargo, para los franceses la guerra es un tema aún candente: un país que fue ocupado por los nazis que en buena parte aceptaron gustosos dicha ocupación.
Las historias de guerra, más si es contra los siniestros nazis siempre dan para grandes historias, situaciones en los que las personas son puestas al límite y sus convicciones y secretos son puestos a prueba casi a cada paso.
Un episodio especialmente polémico, el de las mujeres francesas que mantuvieron relaciones con las tropas de ocupación da ocasión para articular este gran cómic que los es por que, en torno a una de esas relaciones "colaboracionistas" nos muestra un amplio panorama en torno al París en guerra.
Si de La Iglesia nos mostró como era la vida vecinal de Madrid en La Comunidad, los grandes y bellos edificios de vecinos de Paris no son menos emblemáticos y las relaciones y vidas de los vecinos de uno de ellos han inspirado montones de historias y son los que componen verdaderamente el núcleo de esta que, escrita por una mujer y dibujada por otra, bien podría convertirse en una gran película de guerra, siendo ya un no menos magnífico cómic.
La hacendosa portera, la vieja loca -pero menos- de arriba, la artista de mala vida, la joven pintora lesbiana, el policía infiel y violento, la familia judía que se oculta silenciosa en su antiguo piso supuestamente abandonado...
Una 13 Rue del Percebe a la francesa en tiempos oscuros donde las vidas y los amores continúan, perseveran y fracasan en un magnífico estudio histórico y humano.
Hay que destacar el precioso dibujo de Carole Maurel, que, procedente de la animación sabe reflejar con suficiente dulzura y oportuno dramatismo tan impactantes escenas.
No deja de recordarnos al maestro Eisner y su Avenida Dropsie.
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