lunes, 7 de septiembre de 2015

LA TORRE DE LOS SIETE JOROBADOS, POR EMILIO CARRERE

Puestos a escarbar y excavar en el pasado fantástico de la literatura española, pocos filones tan brillante como este podrán encontrar los lectores.

Se trata de un libro que contiene, en resumen, todas las cosas que no deberían incluirse en una literatura seria, realista y cabal como se suponía que era la española.


Apariciones, fantasmas que recorren las paredes, túneles subterráneos infinitos que arrancan del Madrid de los Austrias, jorobados, muchos jorobados, luchas en el plano astral entre iniciados en el Zoroastrismo, enmascarados vengativos disfrazados de Fantomas, viajeros infatigables descubridores de civilizaciones perdidas ...


¡Y todo eso con un olor a verbena madrileña de mucho cuidado! Imaginad a Don Hilarión adorando a Cthulu y estaréis cerca de lo que define a esta aventura.

No solo transcurre en los rincones más conocidos y sugerentes de la capital, sino que la protagonizar personajes que, muy a pesar de ser españoles y mantener los pies en el suelo, se ven poco a poco embarcados en una odisea que solo nos parecería plausible si supiésemos que ha salido de la mente de algún literato aficionado a los opiáceos y, por supuesto, de apellido extranjero.


Sin embargo, todo esto es obra de Emilio Carrere, lo más cercano que tenemos en España a un escritor de Pulp, pero de Pulp Pulp, y de Pulp, ya decimos, más castizo que las porteras de Lavapiés.

Un bohemio y vividor que convierte a otro, quizás su sosias, en protagonista de tan doblemente surrealista (por alucinante y por que transcurre en Madrid).


La novela fue tan popular que hasta contó con una adaptación al cine de mano del no menos bohemio, caustico y personal Edgar Neville, con cuyos fotogramas ilustramos el artículo.

Viendo la invertida torre subterránea se nos ocurre que quizás la del Ministerio del Tiempo no es más que un homenaje a esta, al fin y al cabo estarían situadas puerta con puerta.


No hace falta comentar nada más de la trama, por que es mucho mejor que el lector se vaya sorprendiendo página a página y párrafo a párrafo según descubre un "Madrid alternativo" como las Londres que imaginan gente como Moore o Gaiman, solo que casi un siglo antes que ellos.


No solo es un libro excelso en lo imaginativo sino que se lee con un ritmo envidiable, impulsado por los chistes, las retrancas, las imposibles situaciones y el continuo choque de los cotidiano con lo sobrenatural.

Paradójicamente, semejante obra maestra salió de la reescritura por parte de Jesús de Aragón de una novela ya publicada por Carrere, y que este, buen pícaro, quería colarle a un nuevo editor como cosa original.

Pero insisto, descúbrala quien aún no lo haya hecho y disfrute de su génesis, su adaptación y sobre todo su irrepetible atmósfera.

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