Sabemos que Eric Shanower, que ha adaptado repetidas veces el OZ de L. Frank Baum, tiene la necesaria sensibilidad para tratar una historia como esta, en la que es otro niño el que, cuando se acuesta, se despierta en un lugar que...¡tampoco es Kansas!
No podemos expresar lo suficiente la NECESIDAD de que existan cómics como estos, que acerquen el medio a lectores infantiles y juveniles que quizás no están aún preparados para el resto de obras del mercado, que se tornan demasiado adultas por momentos.
Este es ese tipo de cómic que te encantaría que tu abuelita te regalase cuando estás resfriado en la cama.
No cabe duda de que vas a leer encantado, a soñar y a curarte.
Para los mayorcitos, ni que decir tiene que podrán apreciarlo en toda su valía, como un MAGNÍFICO homenaje al Little Nemo de McCay, a su onírico mundo de fantasía y a los increíbles experimentos narrativos que estos nuevos autores no solo reproducen sino que homenajean, actualizan, amplían y SUPERAN.
Y no debemos escribir ni una línea más sin nombrar a Gabriel Rodríguez, cuyo preciosista, detallista, espectacular e "infantil" dibujo hace que niños de cualquier edad puedan maravillarse ante Slumberland y las fantasías gráficas que el artista detalla con tanta BELLEZA.
Uno de esos trabajos que nos reconcilian con el medio y con las posibilidades de los verdaderos talentos artísticos.
¡Cómprenlo, disfrutenlo, y regálenlo a los niños, estén o no enfermitos en la cama!
1 comentario:
¡Rodriguez es una bestía! Saludos desde Chile
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