martes, 26 de septiembre de 2017

SHANGRI-LA

Supongo que lo primero que llama la atención de este álbum, antes de sumergirnos en la historia, es el gran dibujo de Bablet, en grandes planchas con exquisitos colores que permiten disfrutar de los infinitos detalles que ha delineado al crear este mundo futurista de raigambre cyber-punk.


La Tierra ha quedado inhabitable y los humanos residen en una macro-estación espacial donde una corporación les ofrece todo lo necesario para la vida, siempre que su vida consista en trabajar, consumir y dormir en sus pequeños cubículos.


Dentro de esa sociedad tan lejana y fantástica pero con estremecedores y cercanos paralelismos con la nuestra un grupo de renegados se lanza a explorar qué se esconde tras tan "idílica" existencia.


El autor quiere remover conciencias, no solo las de los programados humanos a bordo de la estación, sino las de sus lectores, a los que invita a descubrir que tras las bases de nuestra propia sociedad de confort se esconden crímenes inhumanos y tácticas deshumanizadoras.


Un delirante viaje al vientre de una bestia autosuficiente que parece no poder ser detenida.

La conclusión en si, si es que refleja nuestra sociedad, es un tanto pesimista, pues solo a través de sacrificios, violencia y muerte pueden los protagonistas lograr sus objetivos.


Afortunadamente el autor incluye unos bellos prólogo y epílogo que apuntan a un nuevo génesis y a una historia circular donde todo se repite.

Quedémonos pues con la necesidad de cuestionar a las corporaciones y a la clase de ser humano y sociedad que estamos construyendo y confiemos que podamos corregir esta ciertamente siniestra deriva por métodos menos expeditivos.

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