Me hace a mi mucha gracia que sea Vox Populi que Randolph Carter, el protagonista de este relato, no es más que un sosias del autor, H.P. Lovecraft, y a la vez haya quien mantenga que Lovecraft era un MATERIALISTA RADICAL.
¿Que clase de "materialista" se pasa la vida escribiendo sobre sueños, realidades inmateriales, visiones ultramundanas, reminiscencias platónicas, mensajes de los dioses...¡Y ADEMÁS LO HACE EN PRIMERA PERSONA!?
Sospechoso, ¿no...? Por que si meramente se trata de una ficción literaria, ¿por qué volver una y otra vez sobre ella, y aún más, por qué PROTAGONIZARLA...?
A mi no me sorprende que aún los autores más mundialmente conocidos no sean interpretados por la mayoría de sus lectores de una manera correcta.
Pasa con el mismísimo Tolkien, a quien quieren canonizar como adalid del Catolicismo, cuando su obra, estrictamente, escapa intencionalmente a sus fronteras; así que es natural que los lectores de Lovecraft oigan campanas y no sepan aún en qué campanario.
El omnipresente y devorador Cthulhu ha eclipsado esta parte fundamental de la obra de su creador: Hay peluches del Sumo Sacerdote, pero no existen tales de Randolph Carter, o de los diferentes protagonistas de los más reveladores y personales relatos de Lovecraft.
Carter, recuperado de un relato anterior, embuido en el mundo material y la vida corriente del día a día, lucha por recuperar su pretérita capacidad para viajar en sueños a otros mundos.
Uno de sus sueños lo conducirá a una Llave de Plata, una herencia familiar que, regresando a las tierras de sus antepasados -entiéndase de manera figurada, no se refiere únicamente al emplazamiento geográfico, sino a la Descendencia Ontológica- lo retrotaerá al paraíso de la niñez en la que la realidad "Onírica" y la material estaban ambas a su alcance.
El relato continúa directamente en La BÚSQUEDA ONÍRICA DE LA DESCONOCIDA KADATH, y allí sabremos si Carter tuvo éxito o no en su empresa.
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