Esta novela, que comparte estructura con la anterior (viaje de exploración, descubrimiento de civilización perdida, guerra en la misma acaudillada por los protagonistas), parece tener menos de esos símbolos, aunque cosas como la descripción del Templo del Sol evoca sin duda la del Templo de Salomón, quizás por influencia de las lecturas del Antiguo testamento que hacía Allan.
Antes de llegar al reino de Zu-Vendis, una civilización de raza blanca en África, que el autor sugiere que puede ser una colonia fenicia, los aventureros atraviesan un río subterráneo que tiene todos los visos de tratarse de un tránsito infernal, con referencias estigias incluidas.
Esta es la segunda novela del ciclo, y la última cronológicamente. No sospechaba Haggard que habría de recuperar a Quatermain en muchas más.
A pesar de los amoríos y aventuras de Sir Henry y Good con las reinas gemelas del lugar, el verdadero protagonista es, de nuevo, el zulu que los acompaña. En este caso se trata del veterano guerrero Umslopogaas.
Exiliado de su reino por asuntos de faldas, se ha convertido en un mercenario y compañero de Allan en varias aventuras. Vive para la guerra y sirve además de recurso cómico, opuesto al refinado Alphonse, un cocinero francés que se une a la expedición.
Los lectores de superhéroes se regocijarán al descubrir que Umslopogaas dice descender de un tal T'Chaka. Puesto que ese es el nombre del padre de T'Challa, Black Panther, de aquí lo debió haber tomado Kirby (por que no imagino yo a Lee leyendo estas novelas).
Eso explica por qué, más tarde Kirby realizaría la saga de "La Rana del Rey Salomón".
A pesar del tono crepuscular de esta última aventura, afortunadamente nos quedan muchas más de Allan por descubrir, y aquí las iremos comentando.
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