De nuevo un relato independiente, no hay otros dioses aquí que los antiguos cultos célticos y romanos a la Diosa Madre, Cibeles, y sus diferentes encarnaciones.
Es el talento de Lovecraft el retrotraernos a esos tiempos salvajes sin la pátina "clásica" de civilización que supone la Roma de la literatura, sin duda apoyándose en los crecientes hallazgos arqueológicos de la época.
Como un arqueólogo escava bajo una abadía medieval para descubrir remotos templos paganos sobre los que se cimentó la misma, Lovecraft sugiere con certeza que tras los cultos de los solares dioses griegos, romanos y celtas oscuras y salvajes criaturas y deidades se agazapan aún, perseverando en el tiempo como lo hacen los restos de sus antiguos adoradores.
Ese descenso en la Historia de los cultos lo acompaña Lovecraft de una búsqueda genealógica de otra peculiar familia con peculiares hábitos, los Delapore, cuya movidita historia describe con tanto detalle que ya te prepara para una truculenta resolución.
Algo tan vulgar como las ratas, aunque fuera una marabunta de ellas, se tornan realmente inquietantes cuando no se las ve, y solo se las oye andando tras los muros.
Y así continúan, en la cabeza del enloquecido protagonista...
1 comentario:
wow!, esto en verdad influyó en los primeros relatos de hellboy de mignola, así como pinta estas historias de las familias o genelogías con historias peculiares y enigmáticas....es evidente la influencia en el trabajo de mignola
Sebastian O
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