Continua la adaptación de la aventura en la que Conan pierde su reino y viaja en pos de una gema mágica con la que derribar al usurpador, recordando mientras tanto su encuentro con la que sería su reina, Zenobia.
De nuevo debemos alabar la tremenda labor de Tomás Giorello y los colores de Villarubia, que si acaso mejoran y mejoran en esta serie verdaderamente histórica de aventuras de Conan.
Giorello consigue resultar aún más espectacular, con excelentes composiciones, una tras otra.
Pero el dibujo sigue siendo sereno, sólido, clásico, hermanado directamente con los grandes ilustradores de fantasía.
Un cómic que se siente distinto y por lo tanto evoca a la perfección los pretéritos mundos fantásticos de Howard.
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