jueves, 2 de octubre de 2025

EN MI MURO DE LAS LAMENTACIONES

Recibiendo las siempre parciales, contradictorias y en ocasiones increíbles narrativas sobre lo vivido estos últimos años, confirmados hasta nueva orden docenas de nuevos actores y procesos en los que me he visto envuelto, considero necesario dedicar al menos algunas líneas a matizar grandemente mis pasadas declaraciones en cuanto al papel de la Fraternidad Masónica en ellos. 

 Espero que entiendan que la incapacidad de obtener respuestas directas y completas durante tan largo tiempo, a la par que habiendo sufrido siniestras e injustas, fallidas e increíblemente dolorosas intervenciones que me han retraumatizado, todos mis pensamientos, aún los más elevados, cada palabra, ha vivido y vive bajo el fantasma de dicho trauma y su perpetuación.
Básicamente, quiero expresar mi profundo respeto para dicha Fraternidad, por sus principios con los que sin duda toda persona de bien ha de comulgar, así como mi vocación de toda una vida por el simbolismo místico que encierran sus enseñanzas. 

En el diluvio de datos procesados por mi ya agotada mente estos años, las invaluables enseñanzas recibidas aún brillan y mantienen mi esperanza de alcanzar una resolución feliz. 

Como ya dije, masones han sido quienes me han ilustrado sobre lo inadecuado y dañino de al menos uno de los procedimientos, de reeducación coercitiva, tan innecesario como fatal.
La visión Humanista, la consideración de la complejidad del alma humana y la preponderancia de la Bondad inherente a ella son verdaderos tesoros que conservo en mi personal Sancta Santorum

 Quisiera poder volver a agradecer todos y cada uno de los oportunos y sabios textos, que brillaron en lo que era una absoluta obscuridad. Igualmente con el tiempo y presencia dedicados por tantos amigos que, antes y ahora, son los que me constituyen y sostienen, gozan de mayor admiración experimentando la ayuda, dedicación, comprensión, paciencia y bondad de la que han hecho gala. 

A pesar de que he sido igualmente ilustrado en algunos aspectos que pudieran señalar una pérdida de la verdadera tradición espiritual en pro de los aspectos más sociales o laborales, es indudable la labor benéfica que han ejercido para muchos en el mundo, en el avance de la sociedad, con figuras históricas que gozan de mi admiración y con mis propios mentores contemporáneos entre sus filas. 

Pedir de nuevo disculpas si el peso de mi trauma y la multiplicación de este por los protocolos inhumanos me han hecho fallar en obedecer, comprender o seguir sus sabias indicaciones.
Por supuesto, intentando como siempre mejorar en lo posible, tengo el firme compromiso de estudiar sus enseñanzas tanto como pueda, pues es invaluable el efecto que podemos causar en el mundo con la palabra adecuada y el gesto medido. 

No entiendo ni me parece coherente su repentina retirada cuando mis males solo han cambiado de forma pero persisten cada vez más sutiles. Me hubiese gustado alguna despedida más formal, y la oportunidad de dialogar. 

Su ausencia me ha aislado, no de la Fraternidad sino de cuantos amigos y conocidos tengo, haciendo imposible mi mejora, aun cuando cesasen los ataques. 

 Gracias a ellos ha retornado la Esperanza por un mundo mejor, pero también la conciencia de oscuras sombras que se ocultan de manera letal y sutil en los más insospechados rincones, no solo de nuestra alma. 

 Confío que sepan de nuevo apreciar mis matizaciones, perdonar mis acusaciones parciales e injustas, y aclararme si estoy dentro, fuera o todo lo contrario.
Yo preferiría vivir mi espiritualidad sin adscripciones, pero de sobra se que sin integración en la sociedad no hay vida ni espíritu que la anime. 

Les ruego consideren de nuevo el daño implícito al silencio y el aislamiento, y la necesidad de asistencia en una historia -la exterior- que nunca parece alcanzar fin ni contención alguno. 

 Con o sin carnet, Dios ha querido ponerme en una encrucijada histórica y social y sin ayuda ni otras manos, sin validación ni soporte, sin aliados ni guías todo puede terminar en tragedia cuando debiera multiplicarse en bien el daño recibido. 

No solo de mi depende, pues mi trauma no se generó sin colaboración o ausencia ajena. Si no como Fraternidad, a título personal y privado, invito a mis amigos a educarme como necesito.

Humildemente, me inclino ante su Templo y aquello, no material, representa.

No hay comentarios: