miércoles, 6 de septiembre de 2023

EL COMEPECADOS, POR FIONA MACLEOD: LA FASCINACIÓN DEL MUNDO GAÉLICO

Supongo que, habiendo como hay ya de todo, habrá muchas y buenas historias de Terror en todas las culturas, latitudes y lenguajes. 

 Pero para esa cultura europea a la que presuntamente pertenecemos, el mundo céltico, sus mitos y leyendas, el folklore, el clima, la vegetación, las casonas victorianas, los castillos, el mar tormentoso, la niebla, los piedras con moho son el escenario ideal para cualquier historia de Terror o Fantasía. 

 Todo eso, como sabemos, consagrado por las primeras pelis de Terror de la Universal.

 

Fiona McLeod, autora tan misteriosa como las tierras escocesas en las que se ubican sus relatos, las de las Islas del Norte, los confines de la civilización, más allá del Muro de Adriano, que en su día contuvo o aisló a aquellos pueblos Pictos que R.E. Howard consagrase como la Raza Primordial en sus relatos de Bran Mak Morn, era en realidad un seudónimo de William Sharp, escritor obviamente escocés -"escribe de lo que conoces"- que a finales del XIX conjuró con los restos del folklore un mundo donde el Cristianismo aún convivía con deidades y demonios paganos, linajes malditos, pueblos y habitantes aislados, costumbres funerarias y faldas escocesas.


Todo eso y más lo cuenta maravillosamente Alberto Ávila Salazar en el prólogo a esta edición que recoge todos los relatos de terror de una autora tan imaginaria como sus creaciones, y que sin embargo gozó de la admiración de autores contemporáneos como Yeats o Lovecraft, sin duda influenciado por el entre los muchos autores que recoge en su repaso a la Literatura de Terror.
   

Por que si quieres escribir algo, moléstate en leer las principales obras de quienes te han antecedido en ese género. Así, con este nuevo volumen, descubrimos un nuevo autor que, como los demás de esta sin par colección, forma los cimientos sobre los que se han construido obras posteriores. 

Algunas tan amadas para nosotros como las de Tolkien: Sabido es que su "juego" con los lenguajes inventados comenzó al descubrir en los letreros de las estaciones de tren de Gales el lenguaje de esas tierras, de imposibles grafías y pronunciaciones para los no foráneos.
   

McLeod -antepasada sin duda en el universo de Wold Newton de cierto Comisario al que Pepe DaRosa dedicase una sevillana y a su vez descendiente de un paisano que no quería vivir para siempre- introduce en sus narraciones canciones, rezos, saludos, dichos e improperios gaélicos que son luego replicados por Tolkien en versión élfica, adornando el relato con trozos de un lenguaje más antiguo que el de la narración principal consiguiendo así la perfecta trasposición entre la realidad histórica -en inglés- y el mundo legendario gaélico, el Otromundo, la esfera donde fuerzas espirituales aún usan a los hombres como marionetas a su antojo.
   
Los fans de Spider-Man podrán descubrir los orígenes del nombre de ese olvidable enemigo Sin-Eater en el principal de los relatos, que incluye una escalofriante escena en donde el tiempo parece detenerse en los brezales cuando el protagonista sucumbe a la maldición y la locura consiguiente.

 Antes de que Lovecraft poblase Innsmouth de abisales monstruosidades, McLeod escribía sobre linajes descendientes de las focas, reunidas sobre las rocas no menos diabólicas que las visitadas por los nada amistosos vecinos de los Marsh. 


Y donde hay lenguaje gaélico no puede faltar música ni instrumento, en este caso una flauta cuyas melodías de ultratumba anuncian como las banshees la muerte próxima. 
 
A nosotros sin embargo nos hace desear una larga vida para poder seguir agotando tesoros literarios como este.

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