Vivimos en una pequeña "Edad De Oro" del Neo-pulp y a uno casi se le hace difícil seguir la pista a tantos nuevos proyectos.
Afortunadamente, ha sido el propio autor, que firma como Pascual Ulpiano, quien ha tenido la deferencia de hacerme llegar este volumen para reseñarlo.
Como sabréis los habituales, no es que el noir sea unos de mis géneros, menos aún si, como en este caso, se trata de "Noir cañí", esto es, con protagonistas españoles.
¡Pero vamos allá!: Palop es un ex-agente gubernamental que, como todo el que se precie, sigue metiéndose en todos los fregaos que rodean a sus antiguos amigos.
Como personaje noir cumple todos los requisitos: bebedor, violento, de particulares preferencias sexuales, y sobre todo, y en esto creo que se lleva el record, con una boca que habría que lavarle con uno de esos antiguos pero eficaces y muy españoles estropajos de esparto.
En esta, su segunda entrega, persigue a una red de pederastas y productores de pornografía infantil. Así que si este tipo de calaña tampoco te simpatiza, no dudamos en que la lectura de esta novela supondrá toda una catarsis.
Palop se asegura de que sus enemigos sufran tanto como sus inocentes víctimas, sin derrochar escenas de violencia sádica que sitúan a estos relatos más en el campo de los aficionados a las snuff movies que a la más clásica -y comedida- novela negra.
Nos preguntamos si llegará el día en que Palop se cruce con alguien que guste de castigar a justicieros sádicos tanto como a el le gusta disponer de estos criminales. ¡Ha nacido el #@$% Frank Castle español!
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