viernes, 21 de noviembre de 2025

LOS MIL ROSTROS DEL FANTASMA DE LA ÓPERA, MARIO HERNÁNDEZ

Vivimos en una cultura donde el análisis cultural se ha tornado video de Tik Tok, y alcanza poco más allá de decir "¿Quien es más fuerte, la Cosa o La Masa?". 

Frente a esa superficialidad, valoramos sobremanera aquellas obras que no se detienen en la superficie, en lo que todo el mundo conoce, en la mera repetición de slogans o lecturas conocidas y aceptadas pero muchas veces completamente erróneas, por más que las coreen aquellos incapaces -no educados- para pensar ni suficientemente cultos para buscar las siempre, inmortales raíces de una determinada obra de arte.
   

Como todo buen libro de Diábolo, este de Mario Hernández analiza en su totalidad histórica y multimedia la figura de El Fantasma de la Ópera, desde sus tenues lazos con eventos reales hasta las más incógnitas manifestaciones e influencias. Eso ya es un tremendo punto a favor.
   

Pero a mi me ha entusiasmado especialmente el análisis de la novela original de Gastón Leroux y sus muchas influencias. 

Por ejemplo, descubrimos con gusto que viene a ser una perfecta mezcla de nuestras adoradas Notre Dame de París -de donde proviene el monstruo condenado a vivir aislado de los demás- y Los Miserables -que también explora a su manera las alcantarillas y subterráneos de Paris, y un amor imposible-.

 

El Fantasma original, Erick, posee una historia mucho más rica de la que nos ha transmitido cualquiera de sus mucho más conocidas y populares adaptaciones, y les invito a descubrirla, con lazos que lo unen hasta con el Hombre Elefante y que así lo anclan perfectamente en ese mundo de ficción victoriana.
   

En realidad, columbramos siguiendo el argumento, se trata del viejo mito del Rapto de Perséfone, el alma humana, que abandona lo celeste para quedar prisionera, seducida, por lo material. 

Donde el Fantasma hace las veces de Plutón, navegando en su barca por el Hades, dicen ahora que símbolo de lo que nosotros llamamos inconsciente.
   

Ni que decir tiene que eso es solo la introducción al fascinante personaje, heredero de La Máscara de la Muerte Roja de Poe, que usa como disfraz en la famosa Mascarada, y que el libro analiza a continuación todas las adaptaciones al cine y la televisión, desde la original de Lon Chaney hasta las más desquiciadas como El Fantasma del Paraíso o la más reciente, modo superheróico, en animación.

 

No puede faltar la obra que lo ha consagrado en nuestros días: el musical de Weber, cuya música nosotros venimos disfrutando recientemente y que, como el de Los Miserables, nos seduce por su belleza y tragedia.

No tenemos más que añadir: Sumérganse con la lectura en La Música Nocturna y queden por siempre prendados de ese personaje, trauma encarnado, que actua desde las tramollas manejando los hilos y que, como todos, solo busca ser amado tal como es y crear belleza, tan grande como profundas son las cicatrices que acarrea.

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