lunes, 5 de diciembre de 2016

EL QUE SUSURRA EN LA OSCURIDAD, POR H.P. LOVECRAFT

En la enésima vuelta de tuerca a los habitantes del Mundo Lovecraftiano, las criaturas que habitan los bosques y celebran en ellos arcanos ritos no van a surgir de los mitos, la magia o los sueños, sino que van a ser una antigua raza EXTRATERRESTRE.

No sabemos si por razones comerciales o por el creciente espíritu de su tiempo, pero la Ciencia Ficción va teniendo más y más presencia en la obra de Lovecraft.


Sin embargo, no es eso lo que aterroriza del relato: Lovecraft narra la acción de una manera epistolar, entre un investigador que busca descubrir que son estas criaturas, de donde vienen, que pretenden, y un habitante de las aisladas montañas, que siendo vecino de ellos ha tenido información "de primera mano", tanta que ahora los misteriosos seres comienzan a atacarlo y cercarlo.


Con la distancia entre ellos y el lógico retraso en las cartas, el solitario anciano va advirtiendo de la creciente amenaza a su propiedad y su persona, y más aún, de la existencia de humanos aliados a estos seres.

Sin nadie en quien confiar más que su remoto amigo postal, sentimos su miedo por estar rodeado de una amenaza en su mayor parte desconocida, pues solo son retazos de información lo que recibimos.


Para cuando el investigador llegue al pueblito ya va a ser demasiado tarde, y entramos en otro modo de creciente suspense: el de la SUPLANTACIÓN.

De repente las siniestras criaturas, los Mi-go, son representadas como una raza superior y amistosa, y uno casi no sabe si convencerse de ello.

Pero Lovecraft suelta el par de pistas necesario para helarnos la sangre al sentir que nosotros, con el protagonista, nos hemos metido en la boca del lobo.


Y aquí de nuevo reaparece Nyarlathotep, y no es ni como legendario faraón, ni como pesadilla particular de Carter, sino como cabecilla de esta invasión.

Quizás se trata de una deidad pan-galáctica, un ser espiritual que ha buscado la ayuda de estos seres para cumplir sus designios en la Tierra.


Difícilmente comprensible, pero eso es lo genuino de este Universo: La mezcla de magia, ciencia-ficción, mitos y sueños.


No obstante, los intentos de Lovecraft por hacer CF, como el especial modo que tiene estos aliens de preservar conciencias, ha quedado un poco pasado de moda, y no acaba de pegar mucho con sus grandes conocimientos y antigüedad.

Pero por supuesto está lleno del encanto retro del Pulp que buscamos en relatos como este.

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