SUPERMAN (2): LOS PODERES DEL MUNDO

Como comentamos en el artículo anterior, debajo de la película que vimos, parece que quiere haber otra, o una serie de ideas que, manejadas de otra manera, hubieran dado un film más valioso.

    

La película comienza por un simbólico 3333, 3 siglos -falso-, 3 años, 3 meses y 3 días. 

Esta es una alusión Masónica, hermandad a la que pertenecen muchos, si no todos, de los creadores de cómics de superhéroes, junto con los cineastas como Zack Snyder, que planteaba el mapa de su universo encapsulado en las columnas Jakim y Boaz, del templo de Salomón.

      

Esta es pues la verdadera razón de que Metamorpho, REX MASON, aparezca en el film, y aunque del personaje no se da ni un solo dato, en los cómics su origen fue causado por el Orbe de Ra, una reliquia egipcia que Neil Gaiman convirtió en la manera en que el Ra -dios del Sol- crea guerreros para combatir a la serpiente Apofis, contra la que lucha en su trayecto iniciático durante las horas de la noche en el mundo extradimensional -espiritual- de la Duat.

     

Por eso es simbólicamente correcto que sea Metamorpho el que "enciende el Sol" y libera a Superman, al que luego vemos nadar por un "rio" preservando al hijo de Rex. 

 Este hijo, siéndolo de Ra, viene a representar a Horus, y el trayecto de Superman es ese camino de descenso por los infiernos de vuelta al mundo.

Ahora bien: Ver a Superman encerrado y sometido por un "Rex Mason" tornado en kryptonita tiene otra explicación muy acorde a lo que venimos viendo tanto en el cine como en los cómics. 

La idea pura de Superman, de perfección y providencia, prisionera y sometida -hasta pudrirse- por quienes son sus propietarios y custodios, controlada y domesticada, borrada de la "continuidad espiritual" en un falso universo de bolsillo del que no puede escapar por su mismo.

Esta crítica a los Arquitectos del mundo en que vivimos, tiene un claro referente a la realidad en las imágenes que muestran la guerra, obviamente, de Israel contra Gaza, tanto aquí como allí creada por villanos que buscan enriquecerse con ella. 

 El error de Gunn, o la censura de sus jefes, está en incluir eventos del mundo real y que el niño vea quebradas sus ESPERANZAS en que Superman, encarnación de la misma, acuda a rescatarlo, y ya sabemos quienes lo han impedido.

Superman no puede "buscar la Paz" y no encontrarla.
 

Ese reconocimiento de que hay fuerzas que, desde el supuesto orden y la bondad, conspiran en realidad contra los héroes, es la guinda Woke que ha causado tanta polémica, y sin duda la más alta herencia de una película artísticamente olvidable. 

La cinta pretende hacer el Bien popular y a la moda, pero soberanamente falla en hacer esto parte de su argumento y encarnarlo en ninguno de sus personajes, Superman incluido. O si no, que se lo pregunten al niño.

El film, por supuesto, ha sido aclamado con toda suerte de parabienes -que no están en la película ni apuntados- y además considerado un éxito de taquilla, que seguramente lo es, comparado con el resto de cintas DC de la era Snyder.

Pero creo que pudiera ser un problema para todas esas secuelas, spin-offs y nuevos proyectos DC que se han apresurado en apuntar antes de tener los resultados del segundo fin de semana, que siguen decepcionando las predicciones. 

 Y en cuatro días, si mucho no nos equivocamos, un cuarteto y Galactus se pueden merendar de un bocado el naciente -y muy fallido- nuevo Universo DC.

Sigan atentos a las pantallas del Gran Hermano.