POR AMOR A LOS TEBEOS (ADENDUM APÓCRIFO)
Tuvieron la gentileza de invitarme a participar en su magnífica celebración del DÍA DEL CÓMIC Y EL TEBEO que os invito a leer y, atareado que estamos, escribiendo sobre cómics y intentando concluir algunos otros, entre otras labores que nos ocupan, se nos fue de la cabeza responderles.
No por ello queremos dejar de celebrarlo aquí, recordando de que, antes de que los superhéroes nos envolvieran en sus capas e hiciesen volar la imaginación, fuimos profusos lectores de cómic español, comenzando por el mismísimo TBO que hoy celebra su 106 aniversario (nótese que por entonces ya estaba el asunto inmobiliario por las nubes).
Con los Don Miki, los Heidi y más tarde, la colección Olé, de la que llegué a comprar casi 100 títulos, luego "desaparecidos" por un familiar un tanto cleptómano al que el karma ha castigado más que a Peter Parker.
Luego llegó Superlópez -el mio, lo siento mucho, es el guionizado por EFEPÉ antes de colgarse los cuerno de Loki-.
Como buen "trickster" en ellos introdujo no solo a los superhéroes que serían durante treinta y pico años mi pasión, sino incluso los Panteones Mitológicos y hasta a Tolkien.
No por ello queremos dejar de celebrarlo aquí, recordando de que, antes de que los superhéroes nos envolvieran en sus capas e hiciesen volar la imaginación, fuimos profusos lectores de cómic español, comenzando por el mismísimo TBO que hoy celebra su 106 aniversario (nótese que por entonces ya estaba el asunto inmobiliario por las nubes).
Mi padre, que coleccionaba TODO LO IMPRESO -sellos, billetes de lotería capicúas, aquellos preciosos folletos de cine antiguo-, y aún tiene un almacén -como el final de En Busca del Arca Perdida- lleno de prensa y papeles viejos del que le insto a deshacerse pero que pretende legarme como castigo en el Tártaro, es por supuesto el culpable de inocularme el vicio del coleccionismo.
Con los Don Miki, los Heidi y más tarde, la colección Olé, de la que llegué a comprar casi 100 títulos, luego "desaparecidos" por un familiar un tanto cleptómano al que el karma ha castigado más que a Peter Parker.
Los TBOs -en reedición setentera- los leía en la Biblioteca Municipal. Como éramos gente de bien, el bibliotecario le dejaba a mi padre que nos los llevásemos a casa, "escondidos" en los Axtéris, Lucky Luke, Iznoguz o Tintin de turno. ¡Todos se devolvieron impolutos!
Esos cómics y los de Bruguera, leídos por un chavalito, comprados luego en los kioscos -hoy desaparecidísimos- junto al mercado de Villarrobledo, abrieron una ventana temporal en la que, desde los años ochenta pudimos descubrir, como en Cuéntame, todo un siglo de cultura española, al menos la que dejaban ver.
Yo siempre fui más fan de Roberto Picaporte, Agamenón, el Profesor Tragacanto que de los personajes mayores, sin por ello hacerles asco alguno, con las Hermanas Gilda de Vázquez, maravilloso sinvergüenza con quien hace poco descubrí que comparto foto en Barcelona, a la cabeza.
Aún hoy, me nombran las cocas que dibujaba Escobar en Carpanta y se me hace la boca agua. No creo que ninguna real pueda tener el delicioso sabor en mi cabeza disfrutaron las siempre inalcanzables de tinta y papel. Por más bocatas de Nocilla que comí, el hambre de post-guerra me dejó su mácula.
Luego llegó Superlópez -el mio, lo siento mucho, es el guionizado por EFEPÉ antes de colgarse los cuerno de Loki-.
Antes de perseguir destruir anillos, yo mastiqué Chupetes. Superlópez microcosmos de Pedro Angosto. ¡TOMA!
Atrapado en la Telaraña, la del Destino, leí, disfruté, compartí y aprendí todo lo que se puede saber sobre cómic americano, volcado recientemente en mi librito SUPERHÉROES, UNA HISTORIA DEL CÓMIC AMERICANO (ARCHIVOS VOLA).
Cada vez que recibimos un comentario de mi tocayo Pere en Facebook, es como regresar a todo lo bueno y fantástico de aquellos años, montarse de nuevo en "Rosebud" y deslizarnos por la nieve del tiempo sin preocupación alguna.
Como otro tocayo, Peter, hoy regresamos y ponemos a sus pies no microscopio pero si todos los tebeos que nos regalaron y nos marcaron tanto como a Peter el regalo de Ben.
Un emocionado recuerdo para los que ya no están, con Carlos Pacheco a la cabeza.
Enrique Machuca, Helio Mira, Nacho Carmona, Antonio Marvas, fanzineros, prozineros y soñadores.
Y por supuesto a todos aquellos artistas con los que he tenido y tengo el placer de colaborar y que tanto me han enseñado: Jorge Santamaría, Enrique López, Jesús Merino, Sergio Bleda, Carlos Rodriguez, Vicente Cifuentes, Pablo Alcalde, Luis Lorente, Joan Vives, Antonio Rojo y todos los demás que no nombro pero sabéis quien sois.
Y por supuesto a nuestros editores, Vicente García y Gary Carlson, editor de BIG BANG COMICS y "abuelo de Image Comics". ¡Sin olvidarme de mis queridos libreros!
Queremos recordarlos a ellos, a todos los aficionados y amigos y a todos aquellos que antes de nuestros Secret Crisis, Bronze, Dolmen, se han dedicado a su estudio, conservación y promoción.
Entre ellos destacar la labor de nuestro querido Luis Alberto de Cuenca, que ahora nos guía por otros literarios caminos.
A Alejandro Casasola, de fiesta en La Casa Encendida, al que hemos felicitado por sus logros y empeño.
Nadie hubiese dicho en 1990, cuando la Asociación Veleta daba sus primeros pasos, que hoy en día, a la cabeza de la Sectorial del Cómic, estuviese logrando tantos avances por dignificar el medio, reconocimiento gubernamental incluido.
Un recuerdo también para Luis Conde, a quien conocí en los primeros salones y acompañé en aquel primer Albanime y con quien tengo el honor de trabajar ahora en la editorial GRAPHICLASSIC, junto al resto de sus no menos notables y queridos componentes.
Memoria viva del cómic español, desde aquí le hacemos llegar el merecido homenaje a su labor de incansable difusor.
Han sido los cómics los que nos han llevado hasta donde estamos. Y, a pesar de los "cabezazos" que nos hemos dado y aún nos damos, ese es un lugar al que no queremos ni podemos renunciar.
¡Y ahora, a leer!
Ni los panteones mitológicos ni Tolkien pertenecen a la etapa efepé.
ResponderEliminarPues que me perdone Jan. En cualquier caso, yo disfruté del personaje en aquella etapa original.
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