Aquellos que gozan de una visión distinta de la realidad, más racional, inspiradora, abarcante y universal -y por ello, acorde a la humana naturaleza- pero no la pueden comunicar -a riesgo de sus vidas y quizás, de muchas otras- o, cuando lo hacen, carecen en su día de eco alguno, y aún los siglos solo lo reivindicarán en una parte, superficial o incompleta o ambas cosas.
Aquellos con el divino don de hacer nuestras vidas mejor, permanecen atados por cadenas que los mismos hombres han forjado, ellos a su vez presos del Destino, encarnado en sus inconscientes pasiones.
William Blake fue uno de ellos.
Poeta, artista, filósofo del arte -no se pierdan el anterior libro de Vola- y visionario, para que lo entiendan, William Blake fue "Tolkien antes que Tolkien".
Encontrando que la Hortodoxia Cristiana -Católica, Protestante o Anglicana- castradora, creó -siguiendo a Milton y su Paraíso Perdido, para los ingleses, un nuevo capítulo de la Biblia- una propia MITOLOGÍA que recogiese sus visión y explicase el mundo y su naturaleza de una manera más adecuada, libre y profunda en su tiempo, comienzos del siglo XIX.
Una parte desconocida de la misma sería quemada por quienes la poseyeron por contener "herejías".
El Libro de Urizen es, en parte, una reescritura del Génesis, pero de manera mucho más amplia, compleja y filosóficamente cargada.
Para ello, William recurre a los Mitos, como debe ser, pues es la única y mejor manera que tenemos de explicar nuestra naturaleza -esta, por supuesto, también por la ciencia- y sentido -aquí la ciencia no tiene nada que decir-.
Con ecos de la Mitología Griega, Nórdica y -a juicio de una especialista con la que hablé el otro día- heterodoxia judía de corte cabalista- la visión de la Creación de este mundo tiene en Blake una naturaleza eminentemente GNÓSTICA, Platónica.
El mundo material es el resultado de la expulsión de Urizen de entre los Eternos, tras sucesivas caídas y degradaciones. Estos son quienes construyen la barrera que separa al hombre de lo celestial.
Como un Titán o Gigante mitológico, Urizen pare al mundo entre dolores de parto y catástrofes, una expresión que busca en definitiva ser una teodicea que justifica la existencia del Mal en el mundo, pues se trata de una creación obviamente imperfecta o inconclusa.
En este poema -cuyas ilustraciones se incluyen en el librito de Vola, junto a una interesante introducción que les terminará de aclarar estos conceptos- Urizen, armado con compás y escuadra, tiene función demiúrgica y características tiránicas -representa la Razón y la Ley-, como el Zeus de Prometeo Encadenado y también luciféricas, en tanto es un caído.
Artísticamente, Blake está influenciado por Miguel Ángel -y su monolítico Moises- y Rafael. Su arte y pensamiento se reivindica hoy en día como adelantado a su tiempo y a las posteriores revoluciones artísticas -simbolistas y demás- de finales del XIX.
De Urizen vendrá Los -figura adánica- y Enitharmon, una "Eva" que dará a luz a Orc, quien en siguientes ciclos encarná las fuerzas del mal que corrompen a los Israelitas hasta que estos obtienen la Ley.
Y es que el libro concluye con el establecimiento final de la Tierra tal y como la conocemos, mencionando a EGIPTO como país primordial. Y esto es así por que Blake supo leer correctamente el Libro del Éxodo y lo entendió como símbolo del mundo material.
Recomendamos por cierto su lectura a los fans de Tolkien, que sin duda apreciarán interesates paralelismos entre el poema y los dos primeros libros de El Silmarillion.
Como anécdota, el nombre de Urthona -del que Los es versión, en su aspecto caído- acabará apareciendo dentro de la serie del Doctor Extraño como nombre de uno de sus enemigos, un hechicero alienígena.
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