Un soldado con heridas cerebrales intenta reincorporarse al ejército. Para convencer a su superior de que está en condiciones -que no lo está- acepta llevar a la perra de un compañero fallecido -que fue entrenada para participar en escenas de guerra- a su entierro.
La perra está tan traumatizada como el, y le dará más de un disgusto.
Road movie perruna en la que durante el viaje ambos van curándose mutuamente de sus secuelas mentales, con momentos de comedia.
El mensaje busca honrar a los soldados que participan en escenarios de guerra y a sus mascotas, elogiando el amor y la sabiduría de los cánidos y reivindicando a aquellos veteranos con secuelas.
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