Para empezar, hace gracia. Al menos a mi, que no paré de carcajearme a cada gag.
Hace falta señalarlo por que, en forma y fondo, pertenece a la reciente fórmula de comedias románticas con transfondo de "humor autonómico" que tanto abundan y que acaban siendo programadas al poco tiempo en TV a eso de las doce y media de la noche.
No se equivoquen, siguiendo ese esquema al dedillo, el trabajo de Vicente Villanueva logra divertir y a la vez reflejar los triunfos y las tragedias del españolito medio. La parte de triunfo, claro, es más de pura ficción.
Una familia sevillana de clase baja y con apuros económicos -como todas en España ahora- trama un plan para recibir a un estudiante americano de intercambio haciéndose pasar para la agencia por una de clase alta.
El invitado pasará del shock a encariñarse con sus anfitriones, particularmente, la hija universitaria que se gana la vida enseñando sevillanas e inglés a los niños mientras estudia Filología.
Película coral, no nos atrevemos a destacar a ninguno de los actores por que todos bordan su papel, y queremos elogiar la labor de los guionistas por conseguir crear personajes tan esterotípicos como plausibles y entrañables.
Aguda crítica social y aunque un par de los gags son un poco "over the top" nos quedamos con ganas de saber más de estos personajes y deseamos que consigan la secuela que ya apuntan al final de la presente.
¡Y es que en casa también tuvimos a un invitado americano que confundió los capuchones de Semana Santa con el Ku Klux Klan!
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