Estamos en los días inmediatamente anteriores al Día D, el Desembarco en Normandía, y el Primer Ministro Británico se reune con el Alto Mando Aliado para aprobar el plan de la invasión.
Sin embargo, Winston Churchill es el principal obstáculo para que el plan salga adelante.
Perseguido por la pérdida de jóvenes vidas en las batallas en las que intervino durante la Primera Guerra Mundial, considera que el coste en vidas de una invasión así puede ser demasiado para su país, para las madres de los soldados que están enviando a la Muerte.
Así, encontramos al viejo Bulldog, quien lideró a la nación durante los años del Blitz -los bombardeos alemanes de Londres y demás-, convertido en una especie de "jarrón chino" que nadie sabe donde ubicar en esos transcendentales momentos.
A esa frustración se unen los problemas en su relación con Mrs. Churchill, a quien no ha dedicado el tiempo y la atención necesaria.
Paradójicamente, el líder del mundo libre es en realidad un viejo enfermo y traumatizado casi abandonado y traicionado por todos y todo y perseguido por los antiguos fantasmas.
Magnífica interpretación de todos los actores y una profunda reflexión sobre la persona detrás de las arengas, sobre el precio del poder y sobre esa dificilísima misión de saber apartarse a tiempo y dejar que actúen los demás.
Toda una nueva visión sobre estos personajes y este capítulo de la historia, que no solo hará las delicias de los aficionados al cine bélico.
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