Por un lado el fantástico: Aunque no se mencionan los sueños, fácilmente todas las ciudades, pueblos y civilizaciones de exóticos nombres pueden formar parte de las Dreamlands.
Por otro, el de los antiguos cultos de criaturas submarinas que regresan del oscuro pasado para terminar con la civilización.
Sarnath es una antigua ciudad construida por los hombres junto a un lago en el que originalmente habitaban extrañas y desagradables criaturas anfibias, de ojos saltones y tacto gelatinoso.
Ellos fueron desterrados por los hombres, y su ciudad y sus ídolos destruidos, en una nueva lucha de pueblos y razas que nos recuerda quizás los enfrentamientos de Polaris.
Todos los ídolos menos uno, una ciclópea estatua de un dios Iguana que aguarda pacientemente a través de las eras para vengarse de Sarnath y su pueblo en su momento de mayor celebración y prosperidad.
Así, las Tierras del Sueño se ensanchan con nuevos pueblos, viejos dioses, ciudades, ríos, historias y antiguas crónicas.
Arcanos manuscritos que nos seducen con el mismo poder que ostentan en el relato en sí...
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