Ya me he terminado de poner al día con las lecturas "infernales" -que sigo en la edición de recopilatorios USA-, y como siempre, vuelvo a estar maravillado de la habilidad de Mignola para vendernos una y otra vez la "mismia historia".
Siempre la amenaza de Hellboy como la Bestia Apocalíptica en el horizonte, como un hilo que une narrativamente todas las diferentes aventuras del cazafantasma. Pero además, en esta entrega Mignola riza el rizo y comienza a recuperar personajes secundarios que antes pertenecían a pequeñas aventuras independientes y ahora ya forman parte fundamental de esta épica saga.
Para colmo, habiendo agotado las profecías ominosas sobre el diabólico lado paterno de Hellboy, Mignola se las ingenia para generar y regenerar toda una nueva historia que explora la herencia de la madre de Hellboy. Una idea que, quizás intencionadamente, lo une a la Materia de Britania como su modelo, el Demon de DC.
Hablando de los artistas que emulan estilos de otros, personalmente nunca estuve interesado en las andanzas "vertiginosas" de Duncan Fegredo, pero ahora, siguiendo a su particular manera el arte de Mignola, superándolo también de algún modo, me resulta totalmente fascinante. Algunas veces para alcanzar el éxito, o la genialidad artística, hay que sacrificar la genuina personalidad.
El segundo tomo recoge diversas historias cortas. Menos brillante gráficamente, aunque muy adecuado por el tono de la historia, The Crooked Man arranca unas cuantas páginas más al maestro Corben, apropiadamente llenas de brujas deformes y monstruos subterráneos.
"En la capilla de Moloch" Mignola regresa a los lápices, y ahí es donde vemos lo poco que lo echamos de menos en estas lides con lo bien rodeado que está de estupendos artistas. Una curiosa aventura en donde homenajea las pinturas de Goya.
Como al final de todos los tomos anteriores, nos parece que el próximo será donde la histora explote y culmine, pero afortunadamente Mignola se las apañará para alargarla unos cuantos lustros más.
Magnífico dominio de la capacidad para divertir, entretener, fascinar e ilusionar, que nos mantiene deseosos de leer más y más de este crecientemente complejo universo de personajes.
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