Los esperpénticos personajes de Watchmen nunca me llegaron a simpatizar mucho...hasta la película.
Me molestaba especialmente que, menciones oblicuas aparte, Watchmen era un mundo sin supervillanos (sin contar a Ozy y Manhattan claro), quizás por herencia de la Charlton, sus Action Heroes no tienen muchas némesis características, el “supervillano mensual” es prácticamente un invento de Julius Schwartz y Jack Kirby, con su torrente inagotable de ideas.
Los Minutemen jamás habían sentido el gozo de hacer el bien, el tremendo orgasmo moral de salvar el universo. Sin oposición real, como la tienen todos los superhéroes, ellos mismos se habían convertido en sus peores enemigos. Sin un mal encarnado en el peligroso oponente que quiere destruir el mundo, lo de vestirse de superhéroe no es más que un fetichismo sexual, evidentemente.
Watchmen es un preciso mecanismo de relojería pero con dos trucos, dos resortes que echan a andar la acción y la mantienen en movimiento. No es que importe mucho, pero a pesar de que Moore se pasa el cómic mostrando la semi-omniscencia temporal de Manhattan, hay dos momentos en que las reacciones de este traicionan su supuesto conocimiento del futuro. ¿Por qué se sorprende si no cuando el Comediante mata a la vietnamita –ya sabía que iba a ocurrir, lo podría haber detenido, como este mismo le recrimina- o cuando le dicen que su mujer tiene cáncer?
Manhattan pretende ser Dios, pero resulta al final humano, demasiado humano. Es por esto que, en un revelador acto, termina fulminando a Rorschach, que con su defensa a ultranza de la VERDAD, con su cara en blanco y negro, le recuerda a Manhattan que existe un bien y un mal en este mundo de grises, y que hasta el superhombre cuántico deberá rendir cuentas en su momento por su responsabilidad en lo ocurrido y sus pecados de omisión. Rorschach es la humanidad que busca, que exige a gritos, desesperada, un sentido para la vida, para el universo. Manhattan representa el “reloj sin relojero”.
Su muerte, la de Kovacs, refleja el argumento de Pascal de que la conciencia humana y su esperanza en una vida eterna es legítima, por que, en resumen “aunque todo el Universo se aliase contra mi y me aplastase, reduciéndome a cenizas, yo soy más que él, pues él no sabe que me aplasta, pero yo si se que fenezco”. No sabe Galactus a quien devora, hasta que el Surfer le planta cara.
Por eso resulta mucho más adecuado el final de la película: por que la culpa recae sobre el ”verdadero” culpable. Y Manhattan se ve forzado a salir de escena. Exiliado. No se retira pomposo para crear vida. Recibe su merecido y es vilipendiado por la humanidad que lo aplaudió en Vietnam.
Si tengo que ponerle una sola pega a la película es que Ozymandias tiene una mirada demasiado pícara y sospechosa, que lo delata desde el comienzo como el conspirador. Eso y que resulta demasiado gay, siendo "sacado del armario" por sus fotos con los Village People en Studio 54 o su carpeta de pornografía pedófila. Pero en cualquier caso ¿es que alguien como Ozymandias, con su culto al cuerpo, su endiosamiento, su superioridad, su alienación puede tener otra sexualidad que no sea gay? ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Watchmen, en el cómic, es desatado por la “hybris” luciférica de Ozy, un boy scout que sueña a jugar a los superhéroes, un Alejandro que quiere también ser el Rey Arturo y tener su Tabla Redonda. Y va el Comediante, su Lancelot, y se lo echa todo por tierra quemando el mapa en la reunión de los Crimebusters. Ozymandias se promete entonces dejar a Blake por mentiroso y salvar el mundo él solito. Si hay un héroe en el cómic, es él. Si el mundo estaba bajo un peligro real y él es ciertamente el más listo del mundo y sabe que no hay una mejor solución, hay que aplaudirle, por poco que le guste a Rorschach y al resto de los limitados humanos.
En la obra original, Búho y Spectre quedan manchados de alguna manera. Nunca fueron héroes, uno sólo jugaba con sus cacharritos electrónicos –y “abandonó”, como le espeta Rorschach- otra no fue nada más que una extensión de su madre, casi una “damsel in distress” de las de antes, un efecto decorativo. En la película, Los personajes salen renovados y purificados, ahora veremos como. Se templan como héroes. Eran fallidos, “pretenders”, pero el plan de Ozymandias les ha enseñado el verdadero MAL, les ha hecho conocer el miedo.
Si hay un sorprendente acierto en la película es el que convierte, gracia a la poda de tramas y subtramas, a Laurie Jupiter en la protagonista. Me encontraba yo reflexionando sobre esto, sobre como la película muestra el paso de la adolescencia emocional a la madurez de Silk Spectre II.
La relación de las heroínas homónimas esta basada en la de las dos Black Canary, madre e hija, reveladas por Thomas unos años antes como personajes diferentes, con unas gotitas de la pícara Phantom Lady –a ver, Phantom/Spectre- ¿lo pillaís?-. Luego Canary heredó a su vez la relación de Laurie con los Minutemen como su papel de miembro “junior” de la J.S.A. Blue Bettle heredó la barriga de Nite Owl, Cable el fúsil fálico del Comediante y T.A.O. la inteligencia de Ozymandias.
Reflexionaba pues como el film se articula en torno al paso de Silk Spectre del mundo frío, calculador, matemático, ESTÉRIL (recordad esto) de Manhattan a la sexualidad vibrante, la aventura y el verdadero amor de Búho Nocturno –que es el único hombre que la puede amar: Rorschach tuvo suficiente “sexo” de joven, Ozymandias es gay y el Comediante es... su padre- cuando, “eureka!”, se me encendió la bombilla, me cayó la manzana en la cabeza, se me prendió la Zarza y me descalcé y me postré ante Moore. No, no ante Moore, ante su inspiración. Ante Promethea.
CONTINUARÁ...
Interesantes artículos.
ResponderEliminarA mi la película de Zack Snyder no me desagradó. Me pareció una buena adaptación y, desde luego, la mejor que ha tenido una obra de Alan Moore en la gran pantalla. Lo único que no me convenció fue Matthew Goode como Ozymandias. Desde la primera escena sabes que es el conspirador en las sombras. Además no soy muy partidario de la cámara lenta como "elemento estético".
Fuera de eso yo no estoy seguro de que Ozymandias fuese gay. Yo creo que es, directamente, asexual. Encaja mejor con su visión inferior y desprendida de la humanidad. Nadie podría estar a su altura, según él mismo, ¿así que sentido puede tener el sexo para él?
Y es cierto que el final de la película es casi más redondo que el del cómic aunque yo hecho de menos al pulpo porque, valga la redundancia, es ese tipo de toque pulp que tanto gusta a Alan Moore y que nos deja totalmente clara la realidad alternativa que plantea el cómic.
Creo que Alan Moore llegó a declarar que había leído el guión de la película en su momento y que le pareció bien pero que, aún así, no veía la necesidad de hacer una película de Watchmen y que las virtudes de la historia eran el estar relatadas en el medio que se hicieron, etc. El discurso que ya nos conocemos.
¡Bienvenido, Mythos!
ResponderEliminarBuena reflexión sobre la sexualidad de Ozymandias. Al menos parece mucho más acorde con el comic. Podríamos decir que el sexo de Ozymandias es salvar el mundo, y al final, mirando las televisiones, logra un gran orgasmo...
Pero al menos la película opta por reflejarlo como abiertamente gay. Y la escena en Studio 54 la verdad me parece una genial adición por que ancla a los personajes en la realidad cotidiana de los años '70-'80, en este caso el ambiente disco neoyorquino. Para mi eso convirte al personaje en una persona "tridimensional".
Oh, y ya llegaremos a hablar sobre "el pulpo", quer simbólicamente es mucho más...
Las declaraciones de Moore en torno al cine en general la verdad es que son ya algo ridículas. Con esta película hay que estar más que satisfecho, por mucho que uno esté orgulloso de su obra original, que ahí sigue. Pero bueno, a Moore se lo perdonamos casi todo...
Creo que es muy acertado lo del orgasmo después de salvar el mundo. La postura en la viñeta incluso podria venir a justificarlo xDD
ResponderEliminarAquí estaré atento para cuando hables del pulpo para defenderlo si hace falta xD