CAPITÁN AMÉRICA BY BRUBAKER (AND FRIENDS)

A pesar de los años que lleva uno en esto, no puedo dejar de asombrarme ante la inmensa cantidad de malos comics –mal escritos, mal dibujados, mal editados, mal concebidos, mal promocionados- que llena las estanterías mes sí mes también. Es como si los editores tuvieran memoria de pez, y olvidaran a cada mes, a cada página en ocasiones, los logros de los creadores predecesores.

Por que la fórmula para el éxito en una serie de comic-books hace lustros que está más que descubierta, fijada, pulida y dada esplendor. Podemos remontarnos tan atrás como queramos: Ahí tenemos los 102 números de los Fantastic Four de Kirby y Lee. Si dejamos de contar las series desarrolladas por los autores originales, saltaríamos entonces a la revisitación de los mitos de los aburridos X-Men que hicieron Roy Thomas y Neal Adams.



Quedó entonces clarito: No hay personaje malo, solo hace falta un dibujo espectacular y una nueva mirada sobre unas personalidades poco desarrolladas para lograr un clásico instantáneo, reeditado e imitado hasta la sociedad. Y así se fijó el “canon del éxito” de los X-Men: revisitar las Tierra Salvaje, los Centinelas, Magneto... Claremont, Cockrum y Byrne llevaron la fórmula algo más allá: Cuando algo no funciona, copiar a la Legión de Superhéroes. Perdón, quería decir copiar a la serie de éxito.



Así, junto al retorno de viejas amenazas repensadas y rediseñadas, se añade a la serie algo nuevo, algo con lo que hasta entonces no se contaba.
Y desde entonces, los editores y guionistas inteligentes no han tenido ningún problema para relanzar cualquier serie. Lo hemos visto hecho montones de veces: un guionista nuevo llega a una serie olvidada y aburrida y junto a un dibujante mas o menos decente la aupa al top de ventas mediante “un barrido y un fregado” siempre necesario. Algo viejo, algo nuevo, algo prestado: El Flash de Mark Waid. El Daredevil de Bendis. El Hawkman de Johns/Morales. El Flash de Johns/Kolins. El Spider-Man de Stern y Romita. El Spider-Man de Defalco y Frenz. El Spider-Man actual, del Spider-Trust.



Y el Capitán América de Brubaker y Epting. Como todas estas series, suele comenzar discretamente, sin grandes promociones ni alharacas, manteniendo a los lectores en suspense y atrayendo nuevos cada mes que se quedan enredados en los sabiamente construidos argumentos. Mes tras mes, el guionista va redefiniendo personajes, puliéndolos, devolviéndolos a su lugar, moviendo las fichas de una partida de ajedrez crecientemente compleja en donde con esta complejidad aumenta el suspense sobre el desenlace final. Poco a poco el guionista se va haciendo con la serie, y además de incorporar a sus nuevas creaciones da su versión sobre las grandes sagas, aventuras o personajes de esa colección. Hace al personaje, a los personajes suyos. Y si su trabajo está bien hecho, si la situación y las relaciones entre los personajes son suficientemente ricas, podría incluso retirar al protagonista, matar a Steve Rogers, sin que la serie sufra para nada en su inercia hacia el éxito. Cada situación sirve de trampolín para el siguiente doble mortal.



Hay que alabar de nuevo la capacidad de Tom Brevoort de haber preparado a una serie de artistas sustitutos de Epting que además sean capaces de mantener un look coherente dentro de la serie, con lo cual la sensación de etapa continuada se mantiene muchísimo mejor. Ese debería ser el teórico trabajo de los editores: conseguir artistas que emulen los éxitos de las grandes estrellas. Y sin embargo, solo necesitas coger la serie de Hércules en la propia Marvel, que a pesar de ser una excelente lectura, el editor disfruta en dársela a dibujar a un nuevo talento cada mes, como si no hubiese peores guiones en Marvel con los que pulir a los supuestos nuevos talentos... En fin, lección de Supercoco de hoy: Esta es "la diferencia entre" un editor que hace su trabajo y uno que hace experimentos con gaseosa...



Se podría criticar que Brubaker ha hecho algo de “trampa”. Quiero decir que, a base de resucitar a Bucky, el emblemático “primer y único” muerto del Universo Marvel, pues cualquiera logra atención. Sin embargo, al César lo que es del César, la manera en que lo ha hecho, comenzando por explotar las incongruencias de las diferentes versiones de su muerte, siguiendo con tramar un pasado posible e integrado dentro de la continuidad de Marvel para el Winter Soldier merece cuando menos el “chapeau”.



No puedo dejar aquí de recordar que en realidad a Bucky ya lo resucitó Peter David en Hulk, en la persona de Agamenon, líder del Panteón, en secreto Vali, hijo de Odín, un dios nórdico inmortal que gustaba de la aventura y había escapado varias veces de la muerte por el mismo método, siendo además el padre secreto de Rick Jones, de ahí el parecido entre ambos... Yo me quedo con esta primera resurrección, por rocambolesca y divertida.



Pero sin duda que Bucky, ahora el nuevo Capitán América, es uno de los más interesantes personajes del universo Marvel actual, una nueva versión del “hombre fuera de su tiempo” que fuera Rogers en sus comienzos. El golpe de efecto de unir el final de Civil War con la muerte del Capi fue todo un acierto de marketing, terreno en el que Marvel le gana sistemáticamente la partida a DC (no hemos visto en ningún periódico que Batman haya muerto y Nightwing lo haya sustituido. Bueno, alguno no hemos visto su/s muerte/s ni en los supuestos comics en los que ocurren...)



Ahora, “Bru” se ha ganado ver sus guiones ilustrados por Hitch –un Hitch a medio gas que no acaba de convencer a sus antiguos seguidores, pero bueno...- y una miniserie propia “REBORN” en la que concluir algunas de sus tramas y por supuesto abrir otras con las que fascinar al nuevo público que acuda a leer el retorno de Steve Rogers. Así que si aún no estás siguiendo Capitán América, ahora es el momento de unirte –y conseguir los 50 números anteriores, por supuesto-.

Mientras tanto, uno se queda pasmado contemplando el éxito del Capi, y ponderando a que esperan los editores que no tiene ni idea de que hacer con Aquaman, Hawkman o Doctor Strange, Teen Titans, Defenders y un centenar más de franquicias.

¡Pero si está todo ahí, bien clarito...! Solo hay que subirse a hombros de gigantes.