Luego llegaría Tolkien, escribiendo la mismísima partitura de "La Música de las Esferas" como origen de su mundo fantástico en El Silmarillion. Mundo que, por supuesto, es el nuestro propio.
He descubierto con gozo que Redbook Ediciones tiene una copiosa línea dedicada a la música en sus muchos aspectos, y en ella estos dos recientes volúmenes -disponibles también en catalán- en los que Natalia Sabater, profesora, y Laura Borrás, ilustradora, enmarcan los fundamentos de la enseñanza de solfeo y piano en el inmortal marco que los vio nacer: la mitología griega.
A través de las aventuras de dos niños que, guiados por Euterpe, Musa de la Música -la Santa Cecilia original- y el Dios Pan -cuya siringa fue el primer instrumento- los jóvenes lectores descubrirán, en breves secciones sus primeras nociones musicales, a la vez que disfrutan de los dibujos y superan las pruebas que los enfrentan a los monstruos mitológicos de rigor.
Ya saben ustedes que fue Orfeo -arpista- el que amansaba a las fieras con su música, y les aseguro que sigue teniendo el mismo efecto con las "fierecillas".
En lugar de aprender a perrear trap en Tik Tok, los niños deben aprender música. Yo mismo tuve suerte de iniciar la carrera y, a pesar de que pronto la abandoné y esos conocimientos muy útiles no han sido en la vida diaria, cuanto más vivo más confirmo que, como dijo Nietzsche, un mundo sin música sería un error.
Como los Mitos, la Música y el resto de las Artes son los depositorios de la Verdad y deben formar parte fundamental de la educación.
Aplaudimos pues esta iniciativa que une Literatura, Ilustración y Música y con la que hasta nosotros hemos descubierto datos sencillos pero curiosos como el origen de los nombres de las notas musicales.
¡Y no, no son los que cantaba María en la, por lo demás también mítica y musical, Sonrisas y Lágrimas!
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