Lo digo no por su orientación de izquierdas, sino por la apabullante cultura que desata en sus escritos. No creo que si preguntamos ahora a la puerta del Congreso por estas obras obtengamos respuestas similares.
Pero el texto no se agota en estos pintores, sino que comenta docenas de otros artistas y obras y constituye todo un estudio en la representación de la divinidad, en este caso, la femenina.
Es a partir de la baja Edad Media cuando, al hilo de obras artísticas como estas, Maria alcanza ese estatus de divinidad femenina, tomando el lugar de las antiguas diosas clásicas y paganas.
Así la Virgen de la Granada nos recuerda a Perséfone, que comió de esa fruta y tuvo que permanecer en el Inframundo la mitad del año.
Mientras que San Juanito y el Niño Jesús junto a la Virgen eran antes Apolo y Artemis junto a la madre de estos, Leto.
Y la virgen amamantando al niño mantiene el papel de Juno como creadora de la Vía Láctea.
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