El inconveniente, claro, es que a partir de ahí, y particularmente en este nuevo siglo todo ha sido cuesta abajo. Otro tanto puede decirse del cine juvenil, familiar o de género, como sin duda el autor de GENERACIÓN AMBLIN y este nuevo volumen no dudamos que comparta.
Ahora tenemos espectacularidad pero contenidos e historias infinitamente vacuas, que solo pretenden coger el dinero del primer fin de semana -a base de poner embargos a las críticas- y correr.
Si el modelo de éxito es la ABSOLUTAMENTE VACUA, PREVISIBLE, INNECESARIA E INSOPORTABLE Avatar 2, apañados estamos.
Una de esas películas que no solo es mala, sino que nos hace preguntarnos qué demonios hacíamos viendo la original.
Algo así pasa con los cómics, cuyas actuales iteraciones arruinan hasta nuestro amor por los que disfrutamos en su día, perdida ya toda suspensión de incredulidad.
Lo acaba de decir Liam Neeson sobre Star Wars: Sus spin-offs roban la magia de las originales.
Frente al 95% de los estrenos actuales, las películas de nuestra adolescencia consiguen mantener el tipo y aún podemos verlas y disfrutarlas como la primera vez.
Al menos hasta que sufran el inevitable relanzamiento de la franquicia, de las que pocas, poquísimas, se han salvado aún.
Pero no es algo malo saber discernir entre lo que vimos y lo que vemos: el producto ha empeorado, pero nosotros hemos envejecido muy bien. Amargados, pero bien.
El nuevo libro de Millán, siguiendo la estela de los anteriores, no solo repasa todos y cada uno de los aspectos de las dos películas dedicadas a estos monstruitos enemigos de los aviadores -así han regresado en una reciente producción y así aparecieron en animación de la mano de Disney y el ahora censurado Ronald Dhal, como se recoge en un apartado de antecedentes- sino que aprovecha para ubicar el filme y a sus creadores (productores, director, guionistas, técnicos) en el zeitgeist del momento, siendo así un libro no solo disfrutable sino erudito. Historia del cine con mayúsculas.
Spielberg, Columbus, y sobre todo Joe Dante y su vida dedicada a los monstruos.
Protagonistas, secundarios, merchandising, videojuegos y la deslucida secuela con todos sus diferentes gremlins fichados y sus grandes cameos y actores.
Ahora, ese "gremlin calvo" que acompaña al Mandalorian parece ser la cúspide de la inventiba fantástica y vender muñequitos por millones.
Pero nosotros, los que vimos a Gizmo en el cine, aún recorremos las calles esperando encontrar en alguna esquina una tienda como la del viejito chino y, escondido en un rincón, ese "Rosewood" que dará sentido a las carencias de nuestra juventud y a los terrores de nuestro presente. Esa es la Magia del Cine.
No por casualidad, el letreto de la tienda rezaba en mandarín "DIOSES Y MONSTRUOS".
Otro ejemplo más de lo que en nuestra juventud fue FANTASÍA, ahora retorna como MARKETING para vendernos algo mucho más peligroso que un mowai en un After.
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