Ahora que aparecen 25 millones de "expertos" en la obra de Tolkien con sus respectivas opiniones -yo he leído ya media docena y las hay, como no, de toda clase, desde la PERFECCIÓN ABSOLUTA hasta el SACRILEGIO TAMBIÉN ABSOLUTO- considero pertinente informar al lector casual que estas opiniones -que son como los culos: todos tienen uno, pero no es lo mismo el nuestro que el Nicky Mijah- la escribe alguien que lleva leyendo y estudiando la obra de Tolkien hace treinta y tres años.
No los tres libros que todos conocen, sino la veintena que incluyen todos los materiales inconclusos de Tierra Media, más estudios varios sobre su obra, sus fuentes mitológicas pero sobre todo las fuentes literarias dentro de la tradición en la que el propio Tolkien se inscribe, siendo tal la escuela Hermética/Neoplatónica/Gnóstica.
No la católica, que si era la religión que el escritor practicaba y en la que lo educaron, pero de la que claramente se distanció en todas sus obras, las de Tierra Media y las más personales.
Entenderán pues que la responsabilidad de hacerlo correctamente y conseguir que sea accessible y breve pesa tanto o más que el propio Anillo en la mismísimas escaleras del Orodruin.
Si tuviera que resumir en una frase toda ella, tomaría la de mi querido amigo Enrique Dueñas que, con pasión de fan, prosa de elfo, ironía de Gandalf y rotundidad de Hobbit concluye este magnífico artículo cuya lectura recomendamos diciendo: (EL MUNDO DE) TOLKIEN NO ES UNA FRANQUICIA.
Christopher Tolkien revela en la introducción a El Silmarillion que en los escritos más tardíos su padre había volcado sus pensamientos teológicos más profundos, refiriéndose en concreto a algunos que hablaban de la naturaleza de Galadriel entre otros.
Esto es cierto, pero no correcto: Toda Literatura, si es realmente buena y profunda, en tanto que trata de las cuestiones fundamentales que afectan al ser humano es, fundamentalmente, TEOLOGÍA.
Ha sido así desde los propios mitos que, agrupados, formaron las mitologías originales de las distintas culturas humanas e indudablemente es la intención de Tolkien desde que comienza a escribir lo que ahora se conoce como el LEGENDARIUM.
Digo Teología no en el sentido del estudio de algo exterior, invisible e inventado, sino como estudio de la CAUSA y SENTIDO de nuestra muy real, material y sufrida existencia. De donde venimos, que somos, adonde vamos, por qué existe el mal en el mundo, esto es, por qué hemos sido creados con la capacidad de escoger obrar los males más demoniacos sin tener cola ni cuernos.
Y lo más importante: ¿SOMOS REALMENTE LIBRES PARA OBRAR...? ¿Realmente ESCOGEMOS el mal, con la libertad del concursante del 1,2,3 para quedarse con el regalo final...o nos ha engañado Mayra? Para dar respuesta a todas esas cuestiones, Tolkien escribe.
No pretende, como dice ese chascarrillo que ya se perpetua, "crear una mitología para Inglaterra", sino para EL MUNDO, para toda la Humanidad.
Y como todos ya tenemos la nuestra -incluso los Ateos, esos son los que, sin ser conscientes, la tienen más alambicada y literariamente pobre-, si Tolkien se pone a REESCRIBIR La Odisea, La Biblia o cualquiera de las otras, lo hace por considerar que las formas que contuvieron las Verdades Eternas han caducado, ha pasado ya su momento, el mensaje se ha desvirtuado por obra del Tiempo, la Humanidad y el Espíritu Hegeliano, que toma en cada tiempo una forma diferente Y UNA COMPRENSIÓN MÁS PROFUNDA.
Por lo tanto, cuando se hace una adaptación de los hechos de la Segunda Edad, de parte del "Antiguo Testamento" de Tolkien los criterios de evaluación deben ciertamente tener la misma altura y profundidad que los escritos que adaptan, sin que nos falte la misericordia que también proclaman.
LA FIEBRE DE LAS PRECUELAS:
Como intentaré demostrar en una próxima ponencia del Congreso Complutense de Mitocrítica, para contestar a las preguntas radicales que nos acosan la Mitología y su vástago la Literatura tiene una respuesta si no única, universal y arquetípica: CAÍDA Y REDENCIÓN.
En Tolkien, El Hobbit y El Señor de los Anillos cubren la parte de la Redención, son el "Nuevo Testamento", mientras que los escritos inéditos e inconclusos que forman el Legendarium, y que tuvieron su primera edición parcial como El Silmarillion se ocupan de la casi más interesante Caída: las causas que nos llevaron hasta donde ahora estamos.
Decía yo la semana pasada que la mejor "adaptación" de Tolkien no era la de Peter Jackson, sino la trilogía original de Star Wars, mutando fantasía por ciencia-ficción o space opera (que se llama opera en el sentido Wagneriano, esto es, mítico).
No tengan duda de que, si ahora vemos esta serie, incluso si disfrutamos de El Hobbit de Jackson -que como adaptación, salvo las partes de relleno inventadas por el director, es infinitamente más fiel, certera y brillante que la del ESDA- todo esto se debe a que, comercialmente, los fans claman tanto por precuelas como -¡ay!- continuaciones de sus sagas favoritas.
Y lo hacen, me temo, sin entender que, por complejos, atractivos y fascinantes que resulten los mundos de ficción en donde se desarrollan las historias, para que estas lo sean han de tener principio, nudo y desenlace.
Muerto Darth Vader, ahí se acaba la historia en lo que al lector formado, que comprende que en la historia no se habla de personajes, razas, naves ni muñequitos inventados SINO DE SU ALMA, compete.
Distingamos pues las historias de su EXPLOTACIÓN COMERCIAL. Ya el propio George Lucas, intentando completar su trilogía con la Caída de Anakin, seguramente por que no prestó la suficiente atención a los escritos de Tolkien sobre ese motivo, erró gravemente.
Esos errores han lastrado hasta el absurdo sus continuaciones, tan apócrifas como esa misma historia. Pero las productoras que ostentan los derechos, y que no ven en esos mitos modos de iluminación sino maneras de ganar dinero, tienen otros planes, y no son un punto más oscuros que los de Sauron o Darth Sidius, ni menos sutiles.
Ya se nos anuncia que la nueva productora que tiene ahora los derechos completos de la obra de Tolkien piensa imitar los desmanes de la Kennedy programando películas sobre historias que, o bien no existen en manera dramática -detalladas- o nunca deberían existir.
Preparan ya films de Aragorn -del que sI mencionan unas "mocedades" en Gondor, bajo la identidad secreta de Thorongil- Eowyn (????), Gandalf (aquí ya se les han adelantado) y hasta GOLLUM -que ya protagoniza un nuevo juego-, con la actual fiebre de tornar a los villanos en protagonistas. Algo que también hizo Shakespeare en MacBeth, no crean ,pero con más tino.
Todo esto para decir que Amazon solo tiene los derechos de los Apéndices a ESDA. Si bien allí se detalla la historia monárquica de Númenor, de los hechos de los Elfos y Hombres en Eriador a penas se escriben un par de páginas para varios milenios. El 95% de lo que Tolkien escribió sobre esa era no puede aparecer en la adaptación, FALLIDA y PARCIAL por definición.
A esto se añade que, por más que estructuralmente los mitos sean correctos, por muchos cuentos y escritos que detallan parte de ellos, en tanto que inconclusos por el autor, carecen también de la caracterización, detalle y forma dramática final de la obra principal (ESDA) o de la parte anterior, los relatos de la Primera Edad, aunque inconclusos, infinitamente más acabados.
CANON Y APÓCRIFOS:
Los fans de Tolkien de la actualidad se dividen en dos: Los que han leído los libros y los que han visto las películas. Por supuesto, los que han leído los libros se dividen entre los que los han entendido -en uno u otro grado- y los que no. Poco pueden entender de la obra los que solo vieron los films.
La serie, como muestra su prólogo, es una precuela de las propias película de Jackson, a cuya -parcial, subjetiva, superficial y en parte apócrifa- visión se adecuan.
No se nos escapa sin embargo que quienes lo toman ya por canon -como muy bien advierte Dueñas en su artículo, y no escatimamos avisos sobre el peligro fatal que eso conlleva- sentirán una ilusión similar a la que todos tuvimos viendo el trailer del Episodio I de Star Wars.
Descubrir que tus personajes favoritos tienen miles de años de historias por explorar es enervante y entusiasmante. Nosotros mismos recordamos la cara que se nos quedó cuando, viendo a Gandalf partir de los Puertos Grises, comprendimos con tristeza que no volveríamos a oír su voz (y así ha sido, salvo por breves y brillantes fragmentos de la Historia de los Istari, los magos).
Hay que distinguir por lo tanto las escenas de la serie basadas más o menos libremente en lo escrito por Tolkien y aquellas meramente inventadas por los guionistas como "relleno". No es lo mismo las aventuras de Galadriel, Elrond, Gil-Galad y..."el Hombre del Meteoro" que las andanzas del inventado elfo Arondir y demás complementos. Hay dos series en una.
Por cierto, las uniones de elfos y hombres son realmente especiales y simbólicas. No dudamos que el personaje morirá en breve, pero su romance con la humana -que solo reproduce el de la elfa con el enano de Jackson- está fuera de lugar.
Y hay que insistir en el PELIGRO de tomar el rábano por las hojas y tomar las adaptaciones por la mejor o más completa versión de cualquier historia, por populares que estas sean, más si así lo son. Venenosos sucedáneos interminables son el peligro de nuestros días.
En parte es culpa del propio Tolkien: en su labor subcreativa lleno su "rábano" de hojas, su árbol, e incluso lo dejó abierto a "otras plumas". Pero nunca debemos confundir lo que Tolkien quiere contar con la churrigueresca -recargada de detalles- forma en que lo hace en algunas de las partes inconclusas.
Es el peligro del "world building" y los fascinantes y fascinadores mundos de ficción, Talón de Aquiles de este inspirado arte que puede impedir a los verdaderos héroes (no a los de la ficción, sino sus lectores) alcanzar las puertas de Troya aún antes de su propia muerte.
No debe ningún buen hobbit quedarse embelesado por los mathoms que colecciona en su agujero, o no habrá viaje ni cambio ni aventura alguna. Mientras Aquiles siga poseído por su ira en su tienda, incontables "Patroclos" mueren en su lugar.
EL VIAJE DE GALADRIEL Y MELKOR EN LOS DETALLES:
Considero un acierto creativo centrar la narración en la figura de Galadriel y, más allá, en la de los PORTADORES DE LOS TRES ANILLOS ÉLFICOS, a los que supongo se irán agregando algunos de los de los Enanos y los Hombres, si no lo han hecho ya.
Ahora bien, aunque no tengan los derechos y por lo tanto no puedan mostrar las versiones extendidas que Tolkien dio de los hechos en posteriores y anteriores escritos, eso no les absuelve de CONOCERLOS Y RESPETARLOS.
Estos hechos se contradicen a dos niveles: Uno, el histórico del mundo subcreado, otro, mucho más importante, el simbólico y teórico.
Tanto la visión -edénica pero demasiado material- de Valinor como el crucial papel y razón de ser de la princesa élfica no aparecen representados con el detalle y profundidad requeridos.
La historia de la primera edad se resume brevemente pero se obvian detalles fundamentales para la trama, como la matanza de los elfos Teleri para apoderarse de sus barcos, causa directa de la Caída de los Noldor y de su sino.
A propósito de este, cuando Finrod le anticipa a Galadriel que el no estará siempre con ella, preconizando su destino y muerte, comete una traición fundamental a la obra: en ese momento, en el Edén, EL DESTINO AÚN NO EXISTÍA.
El destino de los Noldor solo se hace patente tras el abandono de Valinor y THE DOOM OF MANDOS, siendo este mensaje de los Valar el que sentencia a penalidades a los hijos de Feanor si marchan en persecución de venganza y de los Silmarilli.
Escojo ese detalle como un ejemplo de lo sutil de las cuestiones y las falsas conclusiones a las que puede llegar el que desconozca los textos originales y su profundidad. Tampoco los elfos esculpirían nada en árboles vivos, que no solo respetan sino que más bien veneran. Y así, con todo...
En uno de sus postreros escritos, Tolkien reflexionaba sobre el papel de Galadriel: Aún siendo parte de los Noldor, ella no partió con ellos ni compartió la maldición, sino que lo hizo por voluntad propia y con la intención de DESCUBRIR y EXPERIMENTAR la Tierra Media, el lugar que, señalaba también Tolkien, era propio a los elfos, que nunca deberían haber sido invitados por los Valar al Oeste.
Con ello Tolkien distingue lo que se conoce como Gnosticismo Negativo y Positivo: el mundo material como CÁRCEL o condena, o nuestra presencia en esta realidad no como caída y castigo, sino como una elección voluntaria que nos enriquece, define y diviniza.
Galadriel es por lo tanto figura del alma "atrapada" en el mundo material y en sus consecuencias kármicas, como lo es Helena de Troya -y con ella todas las damas rescatadas de la ficción, de las novelas hélénicas a los mitos artúrico-s o la -inmediatamente anterior y totalmente influyente- AYESHA de Ridder Haggard.
Por lo tanto, NO: Galadriel no permaneció en la Tierra Media por ansias de venganza sino en cualquier caso por compasión a sus congéneres exiliados.
Y en esto si que acierta la serie: Aunque nunca se subió a un barco hacia el Oeste, el que se tire por la borda es una certera manera de expresar ese papel, como los Bodhisattvas de la tradición budista: aquellos que, alcanzando la iluminación y liberándose de su karma, eligen libremente regresar al mundo material para ayudar en esta labor a la Humanidad.
INFLUENCIAS DE IDA Y VUELTA:
Por lo demás, encontramos esta adaptación deudora de su versión contemporánea, JUEGO DE TRONOS. De ella -y de un abandonado relato de Tolkien, La Nueva Sombra, en la que Tolkien apuntó que los adoradores de Sauron seguían tramando males en la Cuarta Edad del Mundo aún derrotado el villano- toma el motivo principal: Winter -Sauron- IS COMING.
Es, por lo tanto, adaptación de la adaptación de la principal influencia de la obra de Martin.
Y, ahora que nos anuncian un invierno sin calefacción en Europa, version domiciliar del verdadero MAL que persiste en los corazones de la Humanidad y llena diariamente los noticieros -y el resto de la televisión e internet- de manera poco sutil, ese tema no puede tener más actualidad y pertinencia, convirtiendo los escritos de Tolkien en PROFÉTICOS.
Por que quien conoce su alma y las causas del mal, los demonios que la impulsan, puede igualmente anticipar las siniestras consecuencias que se materializarán y ya están entre nosotros.
Y ya sabemos los que nos dijo Tolkien sobre los "aparatos que sirven para comunicarse de lejos" y quien los controla en realidad.
Consideramos que recalcar este mensaje, la necesidad de escuchar a quienes nos advierten de que quizás todos esos males tienen una sola causa y son expresiones de un mismo plan, es bueno.
Ahora, llamaríamos a Galadriel "Teórica de la Conspiración" y la despediríamos con idéntico desprecio y ciego orgullo de Gil-Galad. ¡Ah, pero LAS CONSPIRACIONES EXISTEN! Y su mayor éxito, como el del diablo, y el de Sauron, es que no creamos en ellas.
¡No pensarán que, por más que solo lo hayamos descubierto ahora mismito, nos vemos sumergidos en una PERFECTA DISTOPÍA, Gran Hermano incluido, por CASUALIDAD!
A la despedida de Gandalf a Bilbo en El Hobbit me remito: La casualidad no existe, existe LA CAUSALIDAD. Esa es la mayor lección que podemos extraer de Tolkien, y alcanzar a descubrir como obra a través de nosotros.
PARECE QUE ALGUIEN SI RECUERDA "EL OESTE QUE NADIE RECUERDA":
No nos ha disgustado la versión del joven Elrond que aparece en la serie, y es brillante la inventada mención a la fascinación del propio Morgoth sobre los Silmarilli, que incluso a el iluminaron.
No obstante la necesidad de inventar escenas y diálogos para toda una serie donde no los hay será proclive a errores y carencias.
Idem con los personajes y sus relaciones: los hombres de la Segunda Edad, o de la Tercera, nunca se atreverían a tratar a un elfo, menos si es Galadriel, con el desprecio y familiaridad de los naúfragos que la recogen. Y por supuesto, ella -atada a Tierra Media- nunca visitó Númenor, pero hay que ir uniendo tramas.
Los dialoguistas van a tener un severo desafío cuando el "Hombre del Meteorito" aprenda a hablar. Se comprende con su identidad la prematura presencia de Hobbits en estos relatos, que si bien ya existieran no tuvieron protagonismo alguno en ellos y pertenecen a la Tercera Edad, de la que ESDA es solo el año final.
Supongo que el plan es -era- terminar la temporada con el mudo Ainur -cuya espiritual naturaleza, poderes y encarnación material están perfectamente mostrados en la escena en que la propia realidad se curva sobre el- agarrando un bastón y espetando un "You shall not pass!" o algo similar.
Aunque contradice el canon -los Istari llegaron juntos y en barco desde Valinor- reconozco el talento de los escritores al introducir una versión joven de "Olorin" que supuestamente nadie iba a reconocer...¡salvo por que, por el contexto, ya lo hemos hecho, lo que ha forzado a los productores a llenar los sitios de noticias de internet con artículos disuasorios que sugieren identidades alternativas pero poco plausibles para el misterioso "extraterrestre"!
Para quienes, como quien esto escribe, hemos tenido una visión en Amon Hen del OJO DE SAURON, el alcance de sus planes y su influencia en nosotros y quienes nos rodean, el peso de nuestro propio Anillo nos ahoga.
Por eso aplaudimos que, aterrizando como Superman, se nos recuerde que allí donde el Mal asoma, siempre hay aliados y su correspondiente némesis para contrarrestarlo, derrotarlo y dar al traste con sus planes.
Pueden ver la serie, disfrútenla en lo que merece, pero sobre todo lean a Tolkien y, más que eso, ESTUDIÉNLO.
Años tardó Gandalf en localizar el pergamino que le reveló la identidad de ese anillito que Bilbo encontró, huyendo de su propia sombra, "por casualidad". La VERDAD, si la hay, no cabe en un tuit de internet. Las mentiras, ya lo sabemos, si.
Se lo digo yo, que creía al empezar que en tres párrafos concluiría esta reseña.
PS: Les enlazo ESTE RECIENTE VÍDEO donde hablamos algo más de Tolkien, su obra, su intención e interpretación.
Y si los Valar y el Destino son generosos, los emplazo a la obra que preparo para cruzar esas puestas SECRETAS y andar por los caminos ESCONDIDOS por los que Tolkien/Bilbo cantó internarse llegado el momento.
Celebro su artículo señor Angosto, y, por una vez, agradezco que se haya dejado llevar y no haya cumplido su profecía de ceñirse a los 3 párrafos previstos. Francamente interesante su aproximación al legendarium de Tolkien en clave de "antiguo y nuevo testamento".
ResponderEliminarNo le negaré que estoy disfrutando de la serie televisiva, no ya como (presunta) adaptación de la obra de Tokien sino más bien como hábil e inspirado fanfic, desprovisto, eso sí (es el signo de nuestros tiempos), de toda de la profundidad teológica, ecólógica, humanistica y sociopolítica que subyace en los textos de su autor.
También le confesaré que la lectura de este articulo y el visionado de su reciente charla en Youtube en el canal de "Pura Verdad", me han animado a reencontrarme con algunos textos del autor, no ya El Señor de los Anillos, El Hobbit o incluso El Silmarilion, de los cuales ya he perdido la cuenta de las veces que los he releído, sino ya de otros como Egidio o El herrero de Wooton Major, que tengo bastante olvidados.
Fíjese usted, el disfrute de la imagen en movimiento en la pequeña pantalla me ha animado en esta ocasión a reencontrarme de nuevo con la letra impresa.
¡PUES BENDITAS SEAN ESAS IMÁGENES!
ResponderEliminarAhora, me temo que, hasta donde yo se, SOCIOPOLÍTICA en Tolkien no hay, a menos que te refieras a como organiza su mundo secundario.
Saludos desde Granada. Firmado: el enano Thralin
ResponderEliminar¡Hombreeee! ¡Una abrazo para ti!
ResponderEliminarA ver cuando tiene tiempo Manolo de hacer la partida 30 años después...